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Guillermo Areas Cabrera

El embargo como causa de atraso en Cuba

Cuba realiza intercambio comercial con todos los países que integran la Unión Europea, con la totalidad de países de Latinoamérica, con México y Canadá del Nafta, con el país que ha venido registrando el mayor crecimiento en términos de participación en el comercio mundial, China, con Rusia, con los antiguos miembros del bloque soviético y con los llamados tigres asiáticos, Hong Kong, Taiwán Malasia y Corea.

También comercia con Estados Unidos (EE. UU.), que figura dentro de los primeros diez en la lista de exportadores a Cuba: Cuba no puede exportar a EE. UU., pero sí importa medicamentos y productos alimenticios, que debe pagar en efectivo.

Me pregunto entonces, ¿cómo puede un país “bloqueado” comerciar con un centenar de países del mundo? Para comenzar, un bloqueo tiene más una connotación militar y apunta al aislamiento total de un país de cualquier contacto con el exterior. El embargo, como medida punitiva desde el punto de vista comercial, es la prohibición que impone un gobierno o varias naciones a la vez, de entablar negociaciones y operaciones comerciales con un país.

El embargo comercial de Washington no es justificable ni mucho menos, pues en lo personal, al defender el libre comercio me tengo que oponer al embargo gringo a Cuba, ya que impide el intercambio de bienes y servicios entre las personas radicadas en dichos países.

El embargo ha estado presente desde los inicios de la “revolución” y desde entonces, este embargo, rebautizado por el gobierno cubano como “bloqueo”, ha sido el argumento para justificar todos los fracasos y errores de su política económica, social y administrativa a pesar que Cuba es libre de comercializar con el resto de los países del mundo, pero estos exigen el cobro en efectivo debido al reiterado incumplimiento de pagos.

Pero sí, existe otro bloqueo que es el que verdaderamente afecta al cubano de a pie: es el bloqueo interno del gobierno para evitar que algún cubano progrese económicamente. Por ejemplo, la Ley de Inversión Extranjera le permite a cualquier persona de este planeta la posibilidad de invertir en la isla. Sin embargo, no existe ley que permita a los cubanos residentes en Cuba, invertir en el desarrollo económico de su país.

El gobierno permite la actividad de un pequeño sector privado, pero solamente pueden desarrollarse ciertas actividades de esta forma. Entre estas actividades se cuentan: peluquería, gastronomía, jardinería, ser cochero de vehículo de tracción animal, forrar botones, e incluso vender CD piratas. Estos microempresarios ven “bloqueado” su desarrollo por el propio gobierno cubano. No pueden acceder a créditos financieros, no pueden comprar en mercados mayoristas, no tienen acceso a materias primas necesarias para desarrollar su trabajo, tienen tasas de impuestos sobre la renta a niveles similares de Suecia y Austria (cincuenta por ciento si ganas más de 160 dólares al mes).

La pobreza misma es un detrimento para impulsar el comercio exterior. Que puede consumirse en un país donde el salario promedio mensual, según estadísticas de noviembre del 2016, es de US$ 27.50.

El “bloqueo” norteamericano sin duda impacta en los precios de determinados bienes, pero es el bloqueo interno el que impide el desarrollo del país. De acuerdo con un estudio publicado por el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (Cadal), la pobreza crónica de Cuba no puede atribuirse a causas externas, como el embargo estadounidense, sino al monumental fracaso del modelo económico comunista.

A propósito, me pregunto ¿por qué Cuba teniendo mar por los cuatro costados nunca desarrolló una industria pesquera? El temor es que sus pescadores se escapen buscando la dictadura del capitalismo gringo.

El autor es abogado.

Opinión Cuba embargo a Cuba Unión Europea archivo
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