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Ernesto López tuvo temporada seguidas de 40 jonrones y 100 empujadas en nuestro beisbol. LA PRENSA/ARCHIVO

Diez récords indestructibles del beisbol nicaragüense

Ernesto López con sus 42 jonrones encabeza la lista de las mejores marcas de los campeonatos nacionales de beisbol

Los récords están ahí para inspirar a otros a derribarlos, como los 32 juegos salvados que estableció el año pasado Francisco Valdivia, o el balance de 18-0 de Álvaro López en 2012 y las 110 carreras anotadas de Arnol Rizo en 2014, pero hay otras marcas que tienen la etiqueta de indestructibles, como los 42 jonrones de Ernesto López en 1978 o el microscópico 0.14 de Julio Moya en 1984.

Echemos un vistazo a 10 de las marcas más llamativas de nuestro beisbol:

1) 42 jonrones del “Tiburón”

La temporada de 1978 es recordada como una de las más explosivas de todos los tiempos en el beisbol nicaragüense y el artillero granadino Ernesto López es la máxima representación de ella con uno de los registros más increíbles del “beis” pinolero, al descargar 42 cuadrangulares en 91 juegos y 343 turnos al bate con los Tiburones del Granada.

Ernesto se voló la cerca una vez cada 8.16 turnos al bate y ni siquiera las Grandes Ligas tienen en su larguísima historia a un bateador de 40 jonrones con menos de 400 turnos al bate en una temporada.

El “Tiburón Mayor” tuvo nueve juegos de dos o más jonrones, incluyendo uno de tres. Un año antes venía de disparar 41 proyectiles.

Un jonrón cada dos juegos, volvería loco a la nueva generación de fanáticos, que no han contemplado siquiera a un bateador de 30 cuadrangulares desde que Francisco Miranda conectó 31 en la temporada de despedida del bate de aluminio, 1999.

Ramón Padilla es quien más se ha aproximado a la marca de López, con 36 vuelacercas en 1993.

Desde que reapareció el bate de madera para la campaña de 1999-2000, la mayor demostración de poder la ha tenido Jordan Pavón, del Bóer, con 25 el año pasado, aprovechando que la liga se extendió a más de 100 partidos.

2) 27 completos del “Robot”

En el beisbol moderno, a los abridores se les pide seis innings consistentes, porque el último tercio del juego, o incluso más, está reservado para los relevistas.

Una de las historias más asombrosas del beisbol nacional es la de Alfredo Medina, quien contrario a la teoría de hoy en día, en 1981 fue enviado a la trinchera en 27 juegos como abridor y nunca necesitó de los relevistas, completando el recorrido en todas sus salidas para ganar merecidamente el sobrenombre del “Robot”.

En una de sus aperturas caminó 14 entradas frente a los Industriales de la Coip para conservar su marca. Además, tuvo gasolina para relevar en cuatro juegos más y en toda la campaña recorrió un gran total de 251 episodios. Ganó 17 y perdió 9, con 1.86 de efectividad para los Tiburones.

El “Robot” estaba en su segunda temporada en el beisbol superior. En su primer año completó 15 de 18 aperturas.

Después de esos dos años de intenso trajín, no volvió a ser el mismo, aunque ya había hecho lo suficiente para poner su nombre con letras mayúsculas en el libro de los récords.

3) 3 “no hitters” de Chévez

Si lanzar un Juego Sin Hit Ni Carrera es toda una proeza, forjar tres en una misma temporada parece algo fantasioso, pero ocurrió en nuestra pelota en 1973.

Eso fue obra de un lanzador de otra galaxia, alguien como Antonio Chévez, quien cuatro años después llegó a las Grandes Ligas.

El 10 de abril de 1973, estuvo imbateable durante nueve episodios ante el Chinandega. Chévez repitió la hazaña el 26 de mayo, ahora frente al Carazo. Y el 7 de agosto, en playoffs, con solamente tres días de descanso tras su anterior salida, anuló por completo al San Fernando, adornando su labor con 10 ponches y 16 bateadores retirados en fila, para garantizar el título del León.

Ese año, Chévez terminó con un increíble registro de 20 triunfos por una derrota.

4) 0.14 de Moya

Se necesita un microscopio para ver la efectividad de Julio Moya en la campaña de 1984 con León.

El probable mejor lanzador en la historia del beisbol aficionado de Nicaragua, solamente permitió dos carreras limpias en 128 entradas, mientras se dirigía a la conquista de la triple corona del picheo, con 12 victorias y 95 ponches, además del minúsculo 0.14 de efectividad.

A Moya le hicieron las dos limpias en un mismo inning, empujadas por un sencillo de Róger Guillén, del Bóer, en su único momento de debilidad, que fue seguido de una hilera de 93.1 entradas sin permitir carreras limpias.

Desde Moya, la mejor efectividad que ha registrado un lanzador pertenece a Donald Calderón con 0.89 en el 2004.

5) 39 juegos de hit de Roa

La racha de 56 juegos consecutivos dando de hit de Joe DiMaggio en 1941, es considerada por los expertos como el récord más difícil de romper en las Grandes Ligas, porque no solo se trata de pegarle a la pelota, sino que esta caiga en territorio descubierto.

De modo, que en toda racha de bateo están involucrados muchos factores, que van desde la calidad y consistencia del bateador hasta un poco de suerte.

En nuestro medio, los 30 juegos dando de hit que estableció David Green en 1978 se mantuvieron por largo rato, hasta que Henry Roa hizo trizas la marca repartiendo cañonazos en 39 de 40 juegos en la segunda vuelta de la temporada 1998-1999. Durante la racha bateó .464 con 71 hits en 153 turnos.

6) 18-0 de Álvaro

¿Existe el pícher invencible? Álvaro López lo fue en 2012, al compilar un balance inmaculado de 18 victorias sin derrotas. Además tuvo cuatro juegos sin decisión en los cuales no admitió más de dos carreras en ninguno de ellos.

De 22 aperturas, en nueve de ellas no permitió carrera, en otras cuatro solo le hicieron una anotación, en cinco admitió dos carreras y en tres le marcaron tres.

Sus 18 éxitos al hilo establecieron un récord en nuestro beisbol, rompiendo la vieja marca de 16 de Martín Bojorge.

Dos veces estuvo a punto de perder, dejando atrás al Bóer 1-0 ante Carazo y Chinandega, pero fue rescatado. El día inaugural tiró siete entradas en blanco frente a la Costa y salió sin decisión.

López fue el máximo ganador, líder en efectividad (1.33) y segundo en ponches (135).

Otros balances impresionantes han sido el 20-1 de Antonio Chévez en 2973, el 20-2 de Martín Bojorge en 1992 y el 15-1 de Adolfo Álvarez en 1981.

7) .468 de Pedro Luis

Vicente López fue el primer bateador de 400 puntos del beisbol moderno, con un promedio de 437, debido a 145 hits en 332 turnos en 1978. Esa marca se mantuvo firme hasta la aparición de Nemesio Porras.

Nemesio registró en su carrera cinco temporadas de 400 puntos, incluyendo una de 439 (294-129) en 1992, para dejar atrás a Vicente.

Pero ambos fueron eclipsados en 1996 por el cubano Pedro Luis Rodríguez, quien aprovechando las bondades del parque “Chale Solís” de Matagalpa, se disparó a 468 puntos, consecuencia de 73 imparables en 156 viajes al plato.

Rodríguez casi no completa la cantidad de turnos suficientes para ser elegible al campeonato de bateo, pero lo consiguió y es dueño legítimo de la marca, con todo y que Vicente y Nemesio construyeron las suyas duplicando los turnos al bate del cubano.

Además, Pedro Luis además tenía en su poder el récord de bateo del beisbol cubano, con 448 en 1988. En el 2004, Osman Urrutia rompió la marca con promedio de 465.

8) 32 salvados de Valdivia

Francisco Valdivia no rompió la marca de juegos salvados de Boanerges Espinoza. La destruyó.

El veloz rematador matagalpino salvó 32 juegos el año pasado, borrando el registro de 18 de Boanerges, llevando esta cifra a un nivel insospechado.

Esta temporada, con más restricciones para cuidar el brazo de los lanzadores, será difícil acercarse a esa cifra.

9) 117 remolques de Ernesto

Ernesto repite en este ranking porque las carreras empujadas acompañaron su asombrosa frecuencia jonronera de 1978, totalizando 117 remolques, para un segundo año consecutivo de 40 cuadrangulares y 100 remolcadas.

El año pasado, Juan Carlos Urbina puso en peligro esta marca al llegar a 112, en un gran esfuerzo, pero este año se jugarán ocho partidos menos que en 2016, así que será más difícil atacar el registro del “Tiburón”, quien en 1993, a sus 41 años de edad, fue capaz de reunir 28 cuadrangulares y 95 impulsadas, como última prueba de su explosivo paso en nuestro beisbol.

10) 110 anotadas de Rizo

Es tan reciente que el leonés Arnol Rizo impuso esta marca que nos parece que está en capacidad de romperla, pero en realidad se trata de un registro impresionante y difícil de alcanzar, con todo y que Rizo está en plenitud de facultades y en la cúspide de su juego.

Para lograr esta marca, el leonés conectó 122 hits, recibió 85 bases por bolas (también un récord) y fue golpeado nueve veces para totalizar 216 veces en las bases en 97 partidos. De tal forma que anotó una de cada dos veces que se embasó.

El año pasado, el lead-off del Bóer, Javier Robles, anotó 100 carreras tras estar 210 veces en las bases, por 153 hits, 41 pasaportes y 16 golpes.

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