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Adolfo Acevedo

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Nicaragua: caminando a ciegas

Nuestro país se está encontrando, de manera cada vez más clara, con la necesidad de replantearse el esquema de desarrollo que ha mantenido hasta ahora. Pero esto ni siquiera se discute, de manera que nuestra sociedad va a ciegas, sin plan o estrategia alguna.

Entre el año 2000 y el 2015 la elasticidad de las importaciones con respecto al crecimiento de la demanda interna fue de 1.66, lo cual implica que por cada 10 por ciento de incremento en la demanda interna, las importaciones de bienes y servicios aumentaron en 16.6 por ciento. Esto significa que la demanda interna de consumo e inversión ha mostrado un creciente contenido de importaciones a lo largo del tiempo .

La contrapartida de ello es que la demanda interna se orienta, cada vez menos, hacia la producción doméstica de bienes y servicios. Por su lado, las exportaciones de bienes y servicios también han aumentado, lo cual ha posibilitado que la brecha entre exportaciones e importaciones se mantuviese relativamente invariable como porcentaje del PIB, pasando del 21.5 por ciento en 2000 al 22 por ciento en 2015.

Por supuesto, mantener una brecha entre las exportaciones y las importaciones de bienes y servicios de semejante magnitud significa que la economía muestra una fortísima dependencia de las remesas familiares, y de las inversiones y préstamos externos para financiarla. Hasta ahora, el aumento sistemático de las remesas, de la inversión directa extranjera y la deuda contratada con el exterior han permitido sostener esta brecha.

Sin embargo, las tendencias a futuro se muestran preñadas de incertidumbre. Por una parte, no está claro que las exportaciones puedan crecer al mismo ritmo que lo hicieron, en promedio, en el periodo analizado. Por otra parte, puede esperarse que la inversión directa extranjera comience a exhibir rendimientos marginales menores que en el pasado, y su tasa de crecimiento se vaya desacelerando.

Por lo demás, la cooperación petrolera, después de alcanzar un máximo en 2011, cuando llegó a representar el 5.7 por ciento del PIB, se ha reducido drásticamente, al pasar a representar solo un 2.5 por ciento del PIB en 2015. Los préstamos y donaciones oficiales se han venido reduciendo como porcentaje del PIB, pasando del 9.6 por ciento del mismo en 2006 al 4.1 por ciento en 2015, y las remesas, en el mejor de los casos, se han estabilizado como porcentaje del PIB.

En lo que respecta específicamente a las exportaciones, se abre un periodo de especial incertidumbre: alrededor de la mitad de las exportaciones totales – incluyendo las de zonas francas – se orientan hacia un solo mercado, los Estados Unidos, y todavía no está claro qué impacto tendrán las posturas proteccionistas de la nueva administración norteamericana sobre el comercio exterior nicaragüense, y sobre el comercio mundial.

A los desafíos que enfrenta la manera (pasiva) en que nuestro país se ha insertado en la economía mundial, se agregan los desafíos que representa el proceso de transición demográfica: en alrededor de veinte años más el periodo del bono demográfico habrá finalizado, y el país se habrá adentrado, de lleno y con fuerza, en la fase plena de envejecimiento de su población.

Por lo demás, el país estará enfrentando problemas cada vez más agudos de escasez de agua, dado el creciente estrés a que están siendo sometidos los acuíferos que abastecen la demanda de agua para riego y para consumo humano en la Región del Pacífico, en donde se concentra la mayor parte de la población y de la extracción de agua para riego.

Finalmente, el modelo de crecimiento agropecuario sustentado en la expansión de la frontera agrícola se habrá agotado, y el cambio climático pondrá al descubierto, cada vez más nítidamente, los acuciantes problemas del acceso al agua y las debilidades del modelo de crecimiento agrícola,

Lo anterior significa que nuestro país se está encontrando, de manera cada vez más clara, con la necesidad de replantearse el esquema de desarrollo que ha mantenido hasta ahora. Lo alarmante es que los desafíos derivados de las tendencias descritas, ni siquiera se discuten, de manera que nuestra sociedad se encamina, a ciegas, sin plan o estrategia alguna, hacia un futuro plagado de escenarios extremadamente complicados.

(*)Economista
[email protected]

Economía Adolfo Acevedo Vogl Economía y Desarrollo archivo

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COMENTARIOS

  1. Ricardo Rizo
    Hace 7 años

    Dios Salve a Nicaragua!

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