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Niquinohomo

Los comunitarios María Auxiliadora Pérez García con su hija y su nieta esperan a que se llenen las panas y baldes. LA PRENSA/J. FLORES

Comarcas de Niquinohomo padecen sed

Las comunidades El Portillo, Las Crucitas, Santa Rita y Los Huérfanos, del municipio de Niquinohomo (Masaya), pasan cinco días a la semana sin el servicio de agua potable, aunque el recibo llega fijo cada mes

Las comunidades El Portillo, Las Crucitas, Santa Rita y Los Huérfanos, del municipio de Niquinohomo (Masaya), pasan cinco días a la semana sin el servicio de agua potable, aunque el recibo llega fijo cada mes, manifestaron los pobladores a LA PRENSA, en un recorrido que se realizó este jueves.

LA PRENSA trató de obtener una explicación de la delegación de la Empresa Nicaragüense de Acueductos y Alcantarillados (Enacal) que atiende a Niquinohomo, pero ningún funcionario estaba disponible.

Dos veces a la semana

José Martínez, de la comunidad Los Huérfanos, aseguró que solo reciben el servicio de agua potable los jueves y los viernes. Pobladores de otras comunidades también confirmaron que el agua no tiene suficiente presión para llegar a cada casa, así que la gente ha hecho hoyos en los caminos, por donde pasan las tuberías, para recolectar el líquido en baldes, galones, panas y tinas.

En el recorrido que realizó LA PRENSA por El Portillo se pudo observar en los caminos de tierra a varias mujeres, amas de casa, principalmente, metidas en los hoyos, algunos de casi un metro de profundidad, o sentadas en piedras con sus hijos más pequeños, esperando a que se llenaran los recipientes con un chorrito de agua que a veces se potencia.

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Pobladores molestos porque recibo no falla

Pero lo que más molesta a los pobladores es que el recibo llegue fijo cada mes, cobrando más de 100 córdobas, a veces casi 200, a estos habitantes que viven en condiciones difíciles. Los maridos cuidan propiedades, trabajan en el campo, algunas mujeres palmean tortillas y quienes tienen mejores condiciones es porque poseen una venta o pulpería.

Catalina Pavón Gutiérrez, de 67 años, vendedora de tortillas, dejó de pagar el recibo de agua hace dos años, pero aun así, Enacal le cobró un arreglo de pago que le costó 5,000 córdobas para instalarle el servicio de nuevo, que terminó de pagar en cuotas a finales de 2016. No obstante, este año una delegada de Enacal le pasó diciendo que tiene que volver a hacer otro arreglo casi por el mismo costo del primero para que le hagan la conexión, lo cual para ella es una injusticia, porque ni siquiera le llega el agua a su casa.

Aunque LA PRENSA no fue recibida por ningún funcionario en Enacal-Masaya, algunos trabajadores hicieron comentarios sobre la nueva administradora, Xiomara de los Ángeles Potosme Hernández, a quien consideran “una delegada política de los sandinistas, que no está allí por capacidad y ni siquiera es ingeniera”. También dicen que “hace cosas violando la normativa de la institución”.

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Niquinohomo
Nicolasa del Carmen Mercado Pérez lucha por obtener un poco de agua potable en la comunidad El Portillo. LA PRENSA/J. FLORES

Sube y baja desde una colina en busca de agua

Otra habitante de El Portillo, Ana López, de 49 años, estaba acarreando dos baldes con agua (de 20 litros) que había terminado de llenar justamente cuando se acercó LA PRENSA para entrevistarla. López contó que estaba llenando desde las 6:00 a.m. cinco barriles de 200 litros, que están en su casa, ubicada en una pequeña colina que tiene que bajar y subir con los baldes.

López paga hasta 150 córdobas mensuales por el servicio de agua, que no le llega.

También contó a LA PRENSA que tiene una hija que vive “más adelante” (hacia el sur de El Portillo), que trabaja en la zona franca de Niquinohomo y que seguramente este jueves por la noche “va a llegar después del trabajo a llenar sus barriles”.

“Me da pesar mi hija, se desvela llenando (los baldes), porque no puede hacerlo de mañanita y pasa llenando toda la noche después del trabajo”, dijo López.

En otro de los caminos de El Portillo estaba Sora Nicaragua Sandino llenando panas, tinas y baldes, acompañada de su nuera y sus nietos.

Cuando se les acaba el agua en la semana, porque no tienen suficientes recipientes para llenar, doña Sora dice que pagan 80 córdobas a un carretonero, para que les lleve el agua en baldes desde Playas Verdes, una comarca de Diriá (Granada), que colinda con El Portillo, donde con más frecuencia llega el agua.

¿Corrupción?

Las comunidades de Niquinohomo reciben agua potable de cuatro pozos de Masaya, pero en verano bajan el volumen de agua y es más difícil realizar el sistema de bombeo con pocos recursos hídricos, explicó uno de los trabajadores de Enacal-Masaya extraoficialmente, pero también criticó que se contraten empresas recién creadas y sin experiencia para los proyectos de nuevos pozos, porque no hacen estudios y los abren en lugares donde no hay caudal y se han dado casos en que las empresas se desaparecen llevándose una suma de dinero en concepto de pago.

Niquinohomo
En el recorrido que realizó LA PRENSA por El Portillo se pudo observar a varias mujeres con sus hijos más pequeños, esperando a que se llenaran los recipientes con un chorrito de agua que a veces se potencia. LA PRENSA/J. FLORES

Pozos de Chinandega están secos

De los 46 pozos que monitorea el Centro Humboldt en la zona norte de Chinandega, 23 están secos, lo que afecta el suministro de agua a más de mil personas en Villanueva y Somotillo, de acuerdo con Léster Morales, integrante de la red comunitaria de monitoreo del clima de esa organización ambientalista.

Morales aseguró que la situación de la escasez de agua también afecta en los municipios de Santo Tomás, Cinco Pinos, San Francisco y San Pedro, pero es más sentido en Villanueva y Somotillo.

Una tensión similar se vivió en el 2016, cuando 40 de los 46 pozos monitoreados se secaron, situación que se enfrentó por medio de cisternas que llevaban agua a los hogares afectados.

De un pozo se abastecen entre ocho y diez familias y el número de personas que conforman una unidad familiar es de cinco, es decir, que 50 personas se ven afectadas por cada pozo. En total 1,150 familias están padeciendo sed.

De acuerdo con Denis Meléndez, facilitador de la Mesa Nacional para la Gestión de Riesgo (MNGR), se debe ser muy cuidadoso con la lectura de los totales de las precipitaciones registradas. Por ejemplo, en la zona norte de Chinandega, en el invierno pasado, se registró un promedio de precipitaciones de 1,421.5 milímetros, que excede la norma histórica para ese lugar, de 1,396 milímetros durante toda la estación lluviosa.

Sin embargo, eso no significa que los acuíferos se hayan recargado, pues hay dos razones por las cuales no necesariamente ocurre: se pierde agua por escorrentía y por la irregularidad de la lluvia que cae.

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