La joven Vilma Trujillo García, de 25 años, quien fue quemada y lanzada a un barranco por el pastor Juan Gregorio Rocha Romero, quien aseguraba que estaba endemoniada, falleció la madrugada de este martes en el hospital Lenín Fonseca, donde se encontraba internada desde el pasado 23 de febrero, confirmó a LA PRENSA Miurel Gutiérrez, de AHV Colectivo Gaviota.
El Instituto de Medicina Legal (IML) entregó los restos de la joven a su esposo Reynaldo Peralta, quien junto a Juan Ramón Espinoza, un amigo de la fallecida, los trasladarán en una camioneta hasta la Cruz de Río Grande, donde habitan sus familiares.
Trujillo permaneció un poco más de nueve horas tirada cerca de un barranco a orillas de un río en las periferias de la comunidad El Cortezal, jurisdicción de Rosita, en la Región Autónoma de la Costa Caribe Norte, con su cuerpo amarrado y calcinado después que un grupo de una supuesta denominación religiosa había realizado un ritual de presunta “purificación” porque estaba “endemoniada”.
Lo anterior es parte del relato de una adolescente de 15 años, hermana de la víctima. La menor fue la primera en llegar al sitio donde alguien de la comunidad les advirtió que estaban quemando a la muchacha.
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Gutiérrez —miembro de la Red de Mujeres Contra la Violencia—, dijo que se ha brindado algún tipo de ayuda a la familia de la víctima y en especial brinda atención psicológica alternativa a la adolescente que ha quedado traumatizada por la impresión de ver a su hermana tirada en esas condiciones.
“Las autoridades deben aplicar todo el peso de la Ley a estas personas que cometieron este acto criminal y que quede como precedente que no se permitirán hechos criminales como esos”, demandó el asesor legal de la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), Pablo Cuevas. Cinco personas fueron detenidas por este hecho.
Alegaron visión profética
El suceso, ocurrido en la comunidad El Cortezal, distante a unas ocho horas del casco urbano de Rosita, Triángulo Minero, fue realizado supuestamente porque una de las procesadas habría asegurado que en una visión Dios le dijo que Vilma debía ser “purificada”, conoció Gutiérrez.
“Es increíble que en este momento sucedan esas cosas, debe de haber una revisión por parte de las autoridades de las distintas denominaciones y religiones. No es posible que se estén dando casos como esos”, sostuvo Cuevas.
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Señaló que “la anarquía prevalece cuando no hay una presencia institucional efectiva. Es de sobra conocido que hay zonas en el país donde las personas toman la justicia en sus manos o toman acciones anárquicas debido a que no hay presencia institucional del Estado”.
Combinación de fanatismo y misoginia
Para la dirigente del Movimiento Autónomo de Mujeres (MAM), Juanita Jiménez, el caso de Vilma es resultado del fanatismo y de misoginia, pero también coincide con Cuevas en que es producto del desamparo y abandono institucional en que permanecen los habitantes de esas zonas alejadas del país.
“Independiente de la religiosidad, nada justifica un acto de crueldad como haber sido quemada esa mujer, puesta en la hoguera y con la participación de otras personas en la manipulación religiosa que se hace”, dijo Jiménez, quien sostiene que en ese caso “hay un intento de femicidio (…), porque toda la intencionalidad es de causar daño”.
“Una combinación atroz en perjuicio de los derechos de las mujeres”, sostuvo la defensora de las mujeres, quien además señaló que “el hecho que se plantee que (la joven) había sido violada expone la vulnerabilidad con que las mujeres están en sus comunidades, en sus casas”.
Los médicos en el Hospital Antonio Lenín Fonseca ya habían advertido al esposo de Vilma, Reynaldo Peralta, que no había esperanza de que sobreviviera.
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Según Cuevas, los procesados podrían ser encausados por varios delitos, entre los que mencionó tentativa de homicidio y lesiones graves tanto físicas como psicológicas.
Hay “una desviación”
El pastor Augusto Marenco, quien perteneció a las Asambleas de Dios y ahora es pastor general del Ministerio Apostolar, calificó este hecho que mantiene alarmada a la sociedad como “una desviación” por parte del supuesto pastor y de los otros miembros que participaron en ese hecho delictivo. Marenco lo considera “fuera de todo orden espiritual” y demandó a las autoridades investigar ese hecho. Señaló que todas las denominaciones evangélicas mantienen una misma línea en cuanto a la formación doctrinaria.
“En primer lugar, un pastor de cualquier denominación evangélica no puede hacer eso, a menos que esté alejado de los principios que establecen las normas de cualquier Iglesia o denominación, sobre todo por los principios establecidos por la Palabra de Dios”, expuso Marenco.
“De acuerdo con lo que he leído y como pastores mantenemos una red de comunicación, la información que al menos yo traté de pedir a otros líderes de otras denominaciones (…), ahí hay una desviación total en el aspecto de cómo estaban actuando estas personas”, sostuvo Marenco.
Amenazados
Miurel Gutiérrez, de AHV Colectivo Gaviota, miembro de la Red de Mujeres Contra la Violencia, explicó que han conocido que “dentro de la comunidad se escuchan rumores de que a ellos (a los familiares de la víctima) los quieren matar”. Aunque no está muy claro quiénes son los que han emitido algún tipo de amenazas contra la familia de la víctima, Gutiérrez manifestó que ha conocido que estos han buscado cómo abandonar la comunidad.
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