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La reserva de biosfera de Bosawas es una de las áreas más afectadas por la deforestación

Informe de Ortega no dice nada sobre estado de reservas

En el informe de gestión 2016, que entregó el presidente designado por el Consejo Supremo Electoral, Daniel Ortega, no se menciona el estado actual de las reservas en el país, siendo un tema central por la deforestación que han sufrido en los últimos años, según ambientalistas.

En el 2016 se implementaron prácticas de manejo adecuadas para la regeneración natural de los bosques en 49, 972.5 hectáreas en 24 áreas protegidas según el informe anual entregado por el presidente designado por el Consejo Supremo Electoral, Daniel Ortega, pero esa cifra dista mucho del impacto que tendrían en las 92, 157 hectáreas de bosque latifoliado cerrado, que perdió solo Bosawas durante el 2011 al 2016.

En esas 24 áreas protegidas se incluyen las tres reservas de biosfera (Bosawas, Río San Juan e Isla de Ometepe), además de áreas protegidas ubicadas en 15 departamentos y dos Regiones Autónomas de la Costa Caribe, dice el informe.

En el documento, se informa que también se sembraron 203, 707 plantas en 492.3 hectáreas con el objetivo de recuperar el bosque en zonas de recarga hídrica. Sin embargo, el problema, según ambientalistas consultados radica en que la aceleración con la que se destruye la naturaleza es mayor, que lo que se siembra. No corresponde.

De nada sirve que planten 18 mil árboles cuando la tasa de deforestación anual que se calcula es del seis por ciento, lo que se traduce en unas 70 mil hectáreas de bosque, según la Mesa Nacional para la Gestión de Riesgo.

Para Alejandro Alemán, oficial de cambio climático de Centro Humboldt, desde el  2008 hasta la fecha los niveles de deforestación se han duplicado en el país. Y ese es uno de los temas que no se abordó en el informe, puesto que no hay un detalle del estado de las reservas de biosfera, pese a que “hay una acelerada invasión”, dijo Alemán.

La situación de las reservas es un tema de la agenda ambiental que es fundamental retomarlo, y es necesario mencionar que se “requiere de una mayor intervención gubernamental con el propósito de resolver el problema a la invasión”, dijo Alemán, ya que la importancia de esta no solo es bosque sino es clima y agua.

Se siembra y después qué

Uno de los puntos que destacó el informe fue el aporte de la Cruzada Nacional de Reforestación, que benefició a 18, 435 hectáreas a nivel nacional. En este sentido, ambientalistas consideran que no importa cuánto se siembre sino la existencia de un plan de manejo para garantizar el crecimiento de la planta.

De acuerdo con Jurgen Guevara, oficial de industrias extractivas de Centro Humboldt, solo el diez por ciento de las plantas que se siembran sobreviven, en dependencia de las afectaciones ambientales, lluvia, exceso de sol y el tipo suelo.

Sobre los planes de manejo, en el informe de Ortega se señala que se aprobaron 18 planes de seguimiento forestal en las áreas protegidas; sin embargo, no hay detalle sobre el contenido o las acciones que dichos planes abarcan. Desde la opinión de ambientalistas, no hay control sobre estas áreas protegidas y tampoco hay vigilancia.

Además indican que el primero que debería de informar sobre las áreas protegidas debería de ser el Ministerio del Ambiente y Recursos Naturales (Marena). Uno de los ejemplos claros es el permiso para la tala en los bosques de pinos, que fue ratificado un año más por el Ejecutivo. Del 2011 al 2016 se han perdido más de cinco mil hectáreas de ese tipo de bosque según el informe Crisis Socio-Ambiental de Nicaragua Post Sequía 2016 de Centro Humboldt.

Vacíos sin respuestas

De acuerdo con opiniones  de un ambientalista, el informe  emitido por el Ejecutivo deja fuera temas que son relevantes; tales como el manejo de los desechos sólidos, que están esparcidos por todos lados, incluso en zonas costeras,  hecho que aporta a la contaminación de los océanos; la destrucción del habitat en el mar debido a la intensificación de pesca con bomba, que ha sido denunciado por los mismos pescadores del pacífico, pero que no se ha tomado acciones al respecto; la venta de fauna en los mercados, en especial de lapas, iguanas y garrobos,  pese a las vedas.

Tampoco se profundizó en la  destrucción de los bosques   que es sinónimo de pérdida de habitat para las diversas especies y de poca disponibilidad de agua, ya que al no haber árboles no se puede  infiltrar el vital líquido, lo que afecta la recarga de fuentes subterráneas.

Lea además: Gobierno de Ortega promete “observación electoral” sin restricciones

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