A las 11:01 minuto de la mañana un bus de la ruta 164 arranca del costado del Estadio Nacional Denis Martínez. Ese es su punto de rebote, donde los buses de la Cooperativa Divina Luz retornan hacia la terminal en el barrio Villa Cuba cubriendo un recorrido transversal por la capital, que un equipo de LA PRENSA seguirá.
A las 11:13 el bus se ha detenido seis veces para bajar y subir pasajeros en puntos no establecidos como paradas.
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Se aparcó por diez minutos en su primera parada, en el mercado Oriental, y luego aventajó a ocho vehículos que estaban en fila en el típico embotellamiento en el Gancho de Caminos. Para hacerlo violó las dos líneas amarillas continuas, invadió el carril contrario y avanzó contra la vía por más de 50 metros.
Sigue su ruta por el barrio Cristo Rey y al llegar a la rotonda del mismo nombre se abre paso por un tercer carril inexistente al extremo derecho de la vía, acelera e ingresa a la rotonda invadiendo los carriles de los conductores que han hecho fila, los obliga a detenerse a su paso y en una maniobra temeraria gira a la izquierda para salir buscando la pista El Dorado.
A las 11:48, el conductor acelera y atraviesa el semáforo de La Fuente a pesar de que marcaba luz roja para su vía. Se saltó una luz roja, tal como lo hiciera su colega, el conductor de la misma ruta 164, Danny Ramírez, la noche del 28 de febrero, quien provocó el accidente en el que murió la joven Ada Fabiola Vargas y que dejó 15 heridos.
“Ellos no respetan nada. Ahorita viene medio despacio, solo un rojo se ha tirado, pero espere a que pase la bulla del accidente y ellos vuelven a hacer zanganadas”, se queja Óscar Lara, pasajero de esta ruta.
Hermetismo
A las 12:06 minutos el bus entra finalmente en la terminal del barrio Villa Cuba.
Tal vez por ser “hora pico” ha hecho en 65 minutos una ruta prevista en 45. Tiene un retraso de 20 minutos a pesar de todas las maniobras temerarias que realizó el conductor para agilizar el paso.
Aquí en la terminal nadie quiere hablar respecto al accidente. Tampoco cuentan cómo es el ritmo de trabajo y cuál es el costo por cada minuto de retraso. “Quién sabe cuánto les quitan, porque si no, no vinieran como locos en la calle”, dice Carla Martínez, otra usuaria de esta unidad.
Un extrabajador del lugar, quien pidió omitir su nombre, asegura que aquí los minutos extras los pagan los conductores, se los restan de su pago. LA PRENSA localizó en el lugar a Tomás Fuentes, a quien los trabajadores identificaron como el presidente de la Cooperativa Divina Luz, pero el señor Fuentes se escondió en su oficina y luego salió por una puerta trasera para evadir la entrevista.