El año 2000 es memorable para doña Gilma Rodríguez Talavera. El deseo de dejar el rol de ama de casa y mejorar las condiciones de vida de su familia la llevaron a armarse de valor y decidir adentrarse al mundo de los negocios. En aquel entonces solo la acompañaba un préstamo de 500 córdobas para emprender, pero las limitaciones no la detuvieron y hoy el éxito lleva por nombre Gilma Salón, desde donde provee a una gran cadena de salones del país una línea exclusiva de productos.
Rodríguez es solo un ejemplo de que los emprendimientos en manos de mujeres están haciendo eco en el desarrollo económico de muchos países del continente donde Nicaragua no es la excepción.
Datos del VI Encuentro Nacional de Mipyme para el Fomento de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), realizado recientemente en Managua reflejan que entre el 60 por ciento de los empresarios que tienen negocios pequeños o medianos, son mujeres solteras y con hijos.
“Las mujeres actualmente están apostando a una mejor educación, maestrías, doctorados y a un liderazgo más representativo en las empresas. Ya no se conforman en ser bachilleres, están optando por profesiones que solo los hombres ejercían en años pasados, están poniendo a nombre de ellas las empresas y principalmente están emprendiendo pequeños negocios con alto potencial de crecimiento”, afirmó Blanka Callejas, presidenta de la Red de Empresarias de Nicaragua (REN).
Negocios liderados por mujeres crecen más
La participación de las mujeres en los negocios es positiva para el entorno empresarial. Nathalie Hoffmann, especialista en Género en la Secretaría de Género de la Corporación Financiera Internacional (CFI), explica que un número cada vez mayor de empresas reconocen ahora que invertir en las mujeres puede ayudar a aumentar los resultados de las empresas y al mismo tiempo mejorar las condiciones de vida de las personas en las zonas rurales.
En diferentes ocasiones el Banco Mundial ha explicado que aquellos negocios que son dirigidos por mujeres están creciendo a más del doble de la tasa de todas las demás empresas.
Actoras en procesos productivos
Consuelo Lagos es habitante de Wiwilí, en Jinotega. En 1996 también decidió incursionar en el mundo de los negocios, pero en un mercado donde solo hombres habían figurado.
“Yo fui una madre soltera y sabía que tenía que trabajar fuerte para criar a mis hijos, fue así que me dispuse a comprar pedacitos de tierra y terneros. Después compré mi taxi y así fui creciendo”, relata Lagos quien ahora es dueña de varios negocios destinados a la ganadería, el transporte, venta de productos al crédito y hasta dueña de un hostal.
Consuelo también es evidencia de que las mujeres a nivel mundial están constituyendo casi la mitad de la fuerza laboral.
“Las mujeres representan más del cuarenta por ciento de la mano de obra agrícola en todo el mundo y desempeñan un papel principal en la agricultura”, indica Hoffmann, sin embargo, añade que las mujeres enfrentan diversos obstáculos como acceso limitado a insumos agrícolas, tecnologías, financiamiento y redes. La afirmación de Hoffmann se sustenta en la publicación: Tres conceptos erróneos acerca del rol de las mujeres en la agroindustria que frenan el desarrollo de las empresas, publicado en el blog Voces, Perspectivas del Desarrollo, del Banco Mundial.
Obstáculos
Para Claudia Ordóñez, vicepresidenta del Consejo Nicaragüense de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (Conimipyme), las mujeres enfrentan grandes limitaciones como:
Falta de garantías tradicionales, porque las mujeres no tienen tierras o derechos de propiedad.
Poco acceso a créditos de temporadas para que el producto que las mujeres quieren comercializar salga a tiempo.
No existen políticas crediticias para el desarrollo de la industria, ni políticas crediticias para el desarrollo del agro.