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Vilma Núñez de Escorcia. LA PRENSA / Jader Flores.

Vilma Núñez de Escorcia. LA PRENSA / Jader Flores.

La lucha de Vilma Núñez de Escorcia

Vilma Núñez fue sandinista y danielista, sufrió discriminación cuando era niña y amenazas de muerte años más tarde. Este es un perfil sobre su vida.

Vilma Núñez de Escorcia aún no limpia las paredes de su casa en León que fueron manchadas con pintura roja y negra, en septiembre del 2008, por parte de simpatizantes de Daniel Ortega. “No las voy a limpiar hasta que haya democracia en este país”, dice Núñez.

La fundadora del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) sufrió recientemente el enésimo ataque a su persona por parte de la actual pareja presidencial. Las ministras del gobierno de Ortega firmaron una carta protestando contra la Embajada de Estados Unidos por un reconocimiento que este cuerpo diplomático le ofreció a la activista pro derechos humanos.

En la carta, las ministras de Ortega acusan a Núñez de ofender reiteradamente al pueblo y al Gobierno de Nicaragua con “diatribas” e “insultos”.

La única explicación que encuentra Núñez para ser objeto de los ataques presidenciales es que ha denunciado constantemente las violaciones de los derechos humanos que ejecuta el gobierno orteguista, pero especialmente el apoyo que el Cenidh le brindó a la hijastra de Ortega, Zoilamérica Narváez, cuando en 1998 ella denunció que por años había sido objeto de violaciones sexuales por parte de Ortega. A lo largo de sus años de lucha —cuenta Núñez—, incluso la han amenazado de muerte.

LA GÉNESIS DE NÚÑEZ

En los años cuarenta del siglo pasado, en Acoyapa, Chontales, había un ciego que se llamaba Luis Sequeira. Le encantaba que le leyeran las noticias. En aquella época Acoyapa era un cúmulo de casas divididas en su mayoría por alambres de púas. Los patios eran casi uno solo para todas las viviendas. El periódico no llegaba todos los días, pero cuando esto ocurría, la esposa de Sequeira, Carmela Morán, cruzaba el cerco para ir donde su vecina Tomasa Núñez Ruiz.

“¿Me presta a la niña para que le lea el periódico a Luis?”, preguntaba doña Carmela.

La niña, Vilma Núñez Ruiz, leía muy bien a pesar de que fue hasta los 8 años de edad que su mamá la envió a la escuela. Antes de eso, fue la propia madre quien le enseñó las primeras letras y los primeros números. La pequeña leía las noticias pero no comprendía la importancia de las mismas. Lo único que le llamaba la atención del acontecer diario es que de vez en cuando, cuando su padre caía preso, tenía que ir a verlo a la delegación policial. Su papá, un rico hacendado de nombre Humberto Núñez Sevilla, era antisomocista, dirigente político del Partido Conservador y también fue diputado dos veces durante los primeros años de Anastasio Somoza García en el poder.

Los padres de Vilma eran de apellido Núñez pero no eran familiares.

Casi setenta años después, y convertida en una relevante mujer del diario vivir del país por su papel como defensora de los derechos humanos, Vilma Núñez de Escorcia recuerda a su padre como un hombre gordo que a pesar de estar preso la Guardia Nacional no lo metía en la “bartolina” —las celdas—, sino que lo mantenía afuera de las mismas. “Cuando yo lo iba a ver (a la cárcel) casi siempre lo encontraba en una hamaca. No se me borra esa imagen”, rememora Núñez.

Después de que leía el periódico para el cieguito Luis, este último le daba 10 centavos de córdoba a la pequeña Vilma.

Vilma Núñez (derecha) aparece en esta imagen junto a su hermana Indiana, su hermano León y su progenitora Tomasa Núñez Ruiz. De su madre recuerda que siempre les inculcó que ellos no eran menos que nadie. LA PRENSA/ REPRODUCCIÓN
Vilma Núñez (derecha) aparece en esta imagen junto a su hermana Indiana, su hermano León y su progenitora Tomasa Núñez Ruiz. De su madre recuerda que siempre les inculcó que ellos no eran menos que nadie. LA PRENSA/ REPRODUCCIÓN

VÍCTIMA DE DISCRIMINACIÓN

Vilma Núñez comprendió la causa por la que su madre no la llevó a la escuela desde pequeña hasta que terminó la primaria y se trasladó a Managua en busca de un buen colegio de secundaria.

Ella y su madre se presentaron en una escuela de monjas y tristemente para Vilma, no la aceptaron. La razón: no era hija de padres casados.

Fue entonces que Vilma comprendió que durante su niñez había sufrido discriminación. Había un Club Social en Acoyapa y ni ella ni su madre podían entrar. Tampoco podían entrar a la iglesia. “Desde pequeña sentí un rechazo por alguna gente”, recuerda.

La esposa de su padre era una mujer influyente en el pueblo de Acoyapa. Vilma hoy cree que tal vez esa mujer no era mala. Sin embargo, algunas personas se comportaron mal con Vilma para congraciarse con la esposa de su padre. “Había como una actitud servil hacia ella”, explica.

Una de las personas que entraban a ese grupo de “serviles” habría sido la directora de la escuela de Acoyapa. “La directora era bien amiga de la señora”, recuerda Vilma. Y aún dentro de la familia de su papá, Vilma reconoció que había una parte que no la quería a ella. “La familia de mi papá estaba como dividida en sus afectos”, indica.

Hubo otros hechos que empujaron a Vilma Núñez a, primero, estudiar Derecho y luego convertirse en defensora de los derechos humanos. El más trascendental fue que, tras la muerte de su padre en 1947, él les había dejado una herencia a Vilma, a su hermano León y a su hermana Indiana. Pero la herencia era administrada por un guardador. De tal manera que cada mes la mamá de Vilma tenía que ir donde ese guardador para que le entregara una especie de pensión. Eso no le gustaba a Vilma.

Una vez, cuando Vilma se enfermó y se hicieron unos gastos “extraordinarios” porque la operaron por apendicitis, la mamá tuvo que demostrar con recibos en mano que había desembolsado dinero en medicinas para que le pudieran reponer la plata.

Finalmente, Vilma no sabe si fue por cansancio u otra razón, pero el guardador vendió las propiedades que Humberto Núñez le había heredado a sus hijos. La venta se hizo con la autorización de un juez. A la mamá le dieron “algo”. Pero “ese dinero se fue diluyendo”. Y Vilma siempre se preguntó: ¿Por qué un juez tiene que autorizar sobre lo que nos dejó mi papá? Desde entonces supo que iba a estudiar leyes, a pesar de que su mamá siempre le pidió que estudiara Arquitectura.

Vilma Núñez cuando contrajo matrimonio con el médico leonés Otto Escorcia, en 1963. Tienen dos hijos, Otto y Eugenia. Cuatro nietos y una bisnieta. LA PRENSA/ REPRODUCCIÓN
Vilma Núñez cuando contrajo matrimonio con el médico leonés Otto Escorcia, en 1963. Tienen dos hijos, Otto y Eugenia. Cuatro nietos y una bisnieta. LA PRENSA/ REPRODUCCIÓN

EL CENIDH

En una nota informativa que se publicó en las páginas interiores de LA PRENSA, el 5 de junio de 1990, se dice que un grupo de derechos humanos tenía intereses políticos. Quien lo criticaba era el entonces secretario de la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), Lino Hernández.

El grupo al que se estaba criticando de estar plegado al Frente Sandinista (FSLN) no era otro que el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos, el Cenidh, y era la primera vez que este organismo se mencionaba en las páginas de LA PRENSA. Había nacido exactamente el 16 de mayo de 1990, poco después de que el FSLN perdiera el poder, y la fundadora era Vilma Núñez de Escorcia.

Para llegar a fundar el Cenidh, Núñez había recorrido un largo camino. Cuando fue rechazada en el colegio de monjas de Managua por ser hija fuera de matrimonio, ella y su madre fueron a otro colegio de monjas, también de Managua: el Divina Pastora. Allí sí fue bien recibida. Y los años que pasó en ese colegio fueron de los más felices para ella. Cosa rara que el Cenidh está ahora cerca de donde antes estaba el Divina Pastora, hoy ubicado en otro lugar también cercano, pero se llama Madre del Divino Pastor.

Casi a los 20 años de edad, la vida de Vilma Núñez se va tornando más visible para los nicaragüenses. Llegó a la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, en León, decidida a convertirse en abogada. Uno de sus primeros maestros fue un joven profesor llamado Carlos Tünnermann Bernheim.

En 1963 se casa con el dentista leonés Otto Escorcia y desde entonces ella no se desliga de ese apellido. “Me llamo Vilma Núñez Ruiz (los apellidos de la madre) pero prefiero que me pongan Vilma Núñez de Escorcia”, alega.

Al poco tiempo de graduada, Núñez comienza a litigar y también a defender reos políticos de la dictadura de Somoza. Los defendía gratis.

Así defendió a unos campesinos de Sutiaba que estaban tratando de rescatar unas tierras que les habían arrebatado unos terratenientes apoyados por los gobiernos municipales. Lo que ella no sabía es que esa acción de reivindicación de las tierras era dirigida por el FSLN. Luego ya quedó asociada a los sandinistas.

El 30 de abril de 1979 cayó presa pero logra ser liberada el 11 de julio, ocho días antes del triunfo de la revolución popular sandinista. Antes de ser liberada la Junta de Gobierno que se había formado la nombra magistrada de la Corte Suprema de Justicia (CSJ). Dos días antes del triunfo se va para Venezuela, pero regresa al país el propio 19 de julio por la noche. Celebra en la plaza el 20 de julio y luego se va para León, de donde la mandan a llamar para que se integre a la Corte, donde llegó a ser vicepresidenta hasta 1987.

Luego el gobierno sandinista la nombra directora de la Comisión Nacional de Promoción y Protección de los Derechos Humanos, una instancia que nació por recomendación de Naciones Unidas.

La derrota del FSLN agarra a Vilma Núñez fuera del país, a punto de pronunciar un discurso en Ginebra, Suiza. El ánimo se le vino abajo. Lino Hernández le criticaba a Núñez que siempre dijo que los derechos humanos se respetaron durante el régimen sandinista de los años ochenta.

Después de la derrota electoral, con una asistente norteamericana que trabajaba con Núñez, comenzaron a idear un organismo pro derechos humanos que vigilara las acciones del nuevo gobierno, el de doña Violeta Barrios de Chamorro. Un activista extranjero le aconseja a Núñez en Ginebra que se debe crear un organismo que defienda los derechos humanos en Nicaragua y le da un cheque de 2,500 dólares, la primera donación para lo que sería el Cenidh.

De Vilma Núñez de Escorcia se dice que ha estado acompañando a las víctimas desde el lugar de los hechos. En la imagen junto a estudiantes universitarios en huelga. LA PRENSA/ ARCHIVO
De Vilma Núñez de Escorcia se dice que ha estado acompañando a las víctimas desde el lugar de los hechos. En la imagen junto a estudiantes universitarios en huelga. LA PRENSA/ ARCHIVO

“FUI DANIELISTA”

Desde que nació el Cenidh, Núñez dice que tuvo que luchar para que no se confundiera como un brazo del FSLN. Le pidió ayuda a los sandinistas para fundar el organismo, pero no le dieron respuesta.

El actual director del Cenidh, Gonzalo Carrión, dice que una de las cosas que actualmente los sandinistas no pueden hacer es decir que dieron un centavo para el Cenidh, porque hasta la sede donde funciona fue comprada legalmente con financiamiento extranjero.
Vilma Núñez y el Cenidh apoyaron a todas las personas que realizaban protestas durante el gobierno de doña Violeta Barrios de Chamorro. Núñez seguía en el FSLN y apoyaba a Daniel Ortega. Cuando se separaron los disidentes que luego formaron el Movimiento Renovador Sandinista (MRS), ella siguió creyendo en Daniel Ortega, pero luego se dio cuenta que los del MRS tenían razón, que Ortega no sería democrático en el FSLN.

Lea también – Vilma Núñez: “Ortega se cree el mesías”

Uno de los primeros desencantos Núñez lo tuvo cuando en 1996 ella se postuló como precandidata presidencial por el FSLN, compitiendo con Daniel Ortega. Los mismos medios sandinistas comenzaron a descalificarla y hablaron de que Ortega la había barrido en la consulta interna.

“La gota que derramó el vaso” cayó cuando un día de 1998 Núñez venía oyendo las noticias en su carro y escuchó a la hijastra de Daniel Ortega denunciándolo por abuso sexual. Ella no lo podía creer. Zoilamérica llegó al Cenidh a denunciar el caso. Ella la escuchó y le creyó. También llegó Rosario Murillo, la madre de Zoilamérica y esposa de Ortega. Le decía a Núñez que no apoyara a Zoilamérica. Núñez no le hizo caso y le dio la mano a Zoilamérica.

De esa forma se ganó la adversidad de la hoy pareja presidencial y ha sufrido varios ataques. Desde amenazas de muerte hasta que unos vándalos le llenaron de pintura las paredes de su casa en León. “No pienso borrar esas manchas”, dice Núñez.

El último vejamen lo recibió Núñez recientemente cuando la Embajada de Estados Unidos le hizo un reconocimiento. Las ministras actuales estaban presentes y algunas de ellas hasta aplaudieron. Poco después enviaron una carta a la embajadora norteamericana Laura Dogu protestando por el homenaje a Núñez.

Núñez ha recibido apoyo a nivel nacional e internacional. Dice que seguirá defendiendo los derechos humanos. Una chispa que se le encendió de cuando era pequeña y sufrió discriminación en Acoyapa, Chontales.

Vilma Núñez de Escorcia junto a Zoilamérica Narváez, cuando esta última denunció a Daniel Ortega por abuso sexual. LA PRENSA/ ARCHIVO
Vilma Núñez de Escorcia junto a Zoilamérica Narváez, cuando esta última denunció a Daniel Ortega por abuso sexual. LA PRENSA/ ARCHIVO

 


 

Datos sobre Vilma Núñez de Escorcia

Nació en Acoyapa, Chontales, el 25 de noviembre de 1938.

Se casó en 1963 con el odontólogo Otto Escorcia. Tienen dos hijos, Otto y Eugenia. Además, cuatro nietos y una bisnieta.

Es sobreviviente de la masacre estudiantil del 23 de julio de 1959.

Se define como responsable, persistente, firme, alegre, optimista y perfeccionista.

Dos cosas la sacan de sus casillas: la impuntualidad y las cosas mal hechas.

Prefiere la comunicación directa con las personas a hacer uso de las redes sociales.

Le encanta el gallo pinto y el queso asado de León.

Prefiere leer un libro que ver televisión.

“Soy la fundadora”

A Vilma Núñez de Escorcia se le cuestiona que desde sus inicios es la presidenta del Cenidh, pero ella se defiende alegando que ha impulsado el relevo generacional en el organismo, sin embargo los mismos miembros la mantienen en el cargo.

“Soy la fundadora del Cenidh. He promovido el relevo generacional y he querido dejar la presidencia”, dice Núñez, quien este año cumplirá 79 años de edad.

A Núñez, quien nació el 25 de noviembre de 1938, le agrada haber nacido en esa fecha porque precisamente ese día se celebra el Día de la Lucha contra la Violencia hacia la Mujer.

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COMENTARIOS

  1. Justo Nicaragua
    Hace 7 años

    Está claro que Doña Vilma es un ciudadano ejemplar que tiene bien ganado el respeto de todos los nicaragüenses; excepto el de los corruptos.

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