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León Núñez

La importancia de la Asamblea Nacional

Las opiniones de los que integramos la peña El Bejuco están divididas sobre el tema de nuestra Asamblea Nacional. Mientras unos consideran —el 95 % de sus miembros— que debe desaparecer porque no sirve absolutamente para nada, así como suena, para nada, otros opinamos —el 5 %— que debe seguir en vigencia no solamente por razones de orden constitucional sino por el inmenso sacrificio, por el trabajo agotador, de nuestros diputados legislando a favor del pueblo nicaragüense.

Los miembros de la peña que están a favor de que desaparezca argumentan que la Asamblea Nacional se limita lisa y llanamente a cumplir las órdenes que escenifican en un figureo litúrgico, teatral y electrónico —lo del figureo electrónico está referido a la destreza de los diputados en la tocadera de botones— que le cuesta a Nicaragua más de cuarenta millones de dólares anuales, cantidad suficiente para que en cinco años —doscientos millones de dólares— se avance considerablemente en la superación, por ejemplo, del problema habitacional de este país, que por cierto es muy grave.

Se habló también en la peña El Bejuco de la medida legal adecuada para hacer desaparecer la Asamblea Nacional. Pero la mayoría del mencionado 95 por ciento de la peña defendió la posición de que no debía andarse con muchos legalismos; que había que dar al estilo de Alberto Fujimori un contundente danielazo, que es lo que conviene económicamente a los pobres de Nicaragua —doscientos millones de dólares en viviendas de interés social— debiendo disponerse en el mismo decreto de disolución de la Asamblea Nacional que el edificio en donde funciona nuestro poder legislativo sea destinado a actividades recreativas de los adultos mayores, entre las cuales se deben incluir los bailes de los sábados y los domingos que deben ser siempre amenizados con música de la Sonora Matancera. Es más, hasta se lanzó la propuesta de que don

Porfirio García, presidente de la Unidad Nicaragüense del Adulto Mayor (UNAM), junto con su esposa doña Leonila Amanda Mendoza dirigieran y atendieran con buenos refrigerios los bailes sabatinos y dominicales antes señalados.

Los que no compartimos el argumento antes expuesto consideramos que los diputados trabajan, estudian arduamente, reflexionan con gran independencia lo que legalmente le conviene a los nicaragüenses. En mi intervención ante el plenario de la peña El Bejuco hice la observación de que bastaba ver en televisión la sesiones de las diferentes comisiones de la Asamblea Nacional para percatarnos de que en el semblante de cada diputado se notan las preocupaciones y desvelos —algunos llegan hasta con ojeras— por las iniciativas de ley que están debatiendo.

Les puse como ejemplo la sesión de la Comisión de Asuntos Exteriores del mes pasado en donde se dictaminó favorablemente la iniciativa de Decreto de aprobación del acuerdo entre los gobiernos de la República de Corea y Nicaragua sobre el reconocimiento recíproco e intercambio de Licencias de Conducir. Este acuerdo fue objeto de mucho estudio por la citada comisión y es importante señalar que previo a la emisión del dictamen se hicieron consultas delicadísimas con altas autoridades policiales y con funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores, quienes respaldaron totalmente dicha iniciativa para que los coreanos del sur y los nicaragüenses no tengamos obstáculos para conducir automóviles (no sé si camiones, buses y mototaxis), los coreanos en Nicaragua y los nicaragüenses en Corea.

Pero esto no termina aquí. El trabajo de los diputados no se detiene, porque la citada iniciativa tiene que pasar a la Primera Secretaría de la Asamblea Nacional para ser incluida en la agenda del plenario para su amplia discusión. Es decir, que los diputados que no formaron parte de la Comisión de Asuntos Exteriores tienen que estudiar detenidamente esta iniciativa para tomar su decisión electrónica.

Debo manifestar que en la población de Acoyapa, cuando empezó a circular la noticia de que la tantas veces citada iniciativa ya había recibido la aprobación unánime de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Asamblea Nacional y que seguramente iba a ser aprobada, produjo una enorme alegría, al saber que pronto, con nuestra Licencia de Conducir, los acoyapinos vamos a poder conducir automóviles en las calles de Seúl, la bella capital de la República de Corea.

El autor es abogado.

Opinión Asamblea Nacional El Bejuco importancia archivo

COMENTARIOS

  1. La verdad aunque duela
    Hace 7 años

    En ningu’n momento no creo que Gustavo Porras es el indicado para dirigir la asamblea general . por el dedo si

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