Tiene 32 años de experiencia como periodista gráfico. En los años ochenta fue corresponsal de guerra y estuvo a punto de morir muchas veces. Es cinéfilo y no puede rechazar un buen vaho…
¿Cuál es su película preferida?
El Padrino. Me gusta porque es una pieza mágica del séptimo arte y porque siento que es el libro mejor adaptado al cine.
¿Qué comida no puede rechazar?
El vaho.
¿Qué es lo más raro o asqueroso que ha comido?
Carne de mono congo. Pero fue más el impacto visual que el sabor, porque ver un mono pelado es como ver un niño.
¿Qué es lo peor que le puede suceder en el trabajo?
Que te falle algo, que se te descargue una batería, que se te dañe la cámara.
¿Algún miedo o fobia?
Las ratas. Me dan asco.
¿Se identifica con algún personaje o caricatura?
Sí, Cartman, de South Park. Es jodedor, atroz, perspicaz. Me encanta Cartman.
¿Ha estado a punto de morir?
La mayor parte del tiempo, por el trabajo. En la vida militar tuve muchos riesgos. Siempre me encomendé a Dios.
¿Algún talento oculto?
El dibujo, siempre me ha gustado dibujar. Lo dejé de practicar y ahora me cuesta. De hecho me metí a la fotografía por eso.
¿Sin qué prenda de ropa no puede salir de casa?
Sin pañuelo.
¿Cuál es su mala palabra favorita?
¡Mierda!
¿De niño qué quería ser?
Soñaba con ser bombero.
¿Hasta qué edad creyó en Santa Claus?
Hasta los 8. Ya a esa edad no creía en Santa Claus, creía en la guerra. Estábamos empezando la guerra insurreccional. Miraba otra realidad.