14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.
Donald Castillo Rivas

Participación y represión

Cuando la represión en sus múltiples y variadas formas amenaza, los ciudadanos comunes se preguntan si participan para defender sus derechos o esconden la cabeza como el avestruz. Es una duda razonable. No solo él o ella corren peligros, sino que invariablemente sobrevienen daños colaterales.

En Nicaragua los niveles de participación política son casi nulos, pero no solo por miedo a la represión. Unos dicen que es porque la juventud está enajenada. Los “muchachos” ya no son como antes, que con mística se enfrentaban al peligro y a la muerte para hacer un país decente. Otros argumentan que la Dirección General de Ingresos va a fustigar a los dueños de negocios si flirtean con la oposición. Muchos más, que no creen en los políticos, rechazan involucrarse en reuniones y manifestaciones callejeras peligrosas.

Rebasar la desconfianza en los políticos solamente se puede lograr con hechos, conductas y actitudes positivas de los cuestionados. Asimismo, exigir a los dirigentes que hagan política con ética, misticismo y transparencia, debe ir en paralelo con el estímulo a nuevos y mejores liderazgos que van a surgir en el camino.

En contraposición al desencanto, hay cada vez más hombres y mujeres a quienes les gustaría participar políticamente, pero no saben cómo hacerlo y no tienen claro para qué hacerlo. Es allí precisamente, donde la sinergia entre activistas y ciudadanos puede arrojar respuestas que entusiasmen.

La participación en términos generales, no solo partidaria, debiera ser una tarea minuciosa de los movimientos políticos. Aparte de marchas y discursos, hay diversas formas de participación paralela que terminan siendo políticas. Para ello hay que diferenciar las características de cada segmento de la población y trabajar en la búsqueda de remedios efectivos a sus grandes problemas, no solo tomando en cuenta sus demandas sino colaborando con los ciudadanos a nivel local para que estos se conviertan en protagonistas y gestores de sus propias soluciones.

Los jóvenes, que tienen su principal arsenal en las redes sociales, pudieran vincularse a políticos con experiencia que les ayuden a definir objetivos y estrategias; los pequeños empresarios, necesitarían apoyo para organizarse mejor a fin de defenderse de las políticas extorsionistas del Estado; los consumidores debieran desarrollar y fortalecer sus redes para evitar abusos permanentes; los profesores pudieran explicar a sus estudiantes la importancia de involucrarse activamente en la definición y defensa de sus intereses generacionales; los trabajadores en general pueden organizarse, debatir y buscar soluciones de carácter gremial, vecinal y nacional a sus necesidades.

Hay asuntos vitales urgentes que afectan a los nicaragüenses que no disponen de acceso real a ninguna instancia para expresar sus opiniones: la escasez de agua, la inoperancia de las autoridades para evitar la ola de accidentes de tránsito y las arbitrariedades de las empresas prestadoras de servicios, entre muchas. Son temas que solo pueden mejorar si los ciudadanos se organizan en grupos, gremios, movimientos y partidos.

La actual coyuntura de observación electoral de la OEA ofrece un marco muy propicio para participar y organizarse con un margen de seguridad razonable. No solo apoyando a uno u otro partido, o votando por uno u otro candidato, también aprovechando los espacios monitoreados por la organización interamericana, que encenderá las alarmas ante cualquier violación a la integridad de los nicaragüenses. La presencia de la OEA no nos garantiza ni elecciones limpias ni retorno a la democracia, pero es una caja de resonancia que divulgará al mundo entero lo que ocurre en el país y eso ayuda a la lucha por la democracia.

La política del avestruz de esconder la cabeza, o la indiferencia o cuestionamientos a los antecedentes de algunos líderes y partidos, para dar la espalda a la coyuntura, es el mejor menú para seguir encadenados a un gobierno y sistema político inaceptables. No hay que esperar para luchar por una república próspera y democrática para todos. Participar, organizarse y trabajar por la unidad, son opciones políticas realistas.

El autor fue Embajador de Nicaragua en España, Colombia y Ecuador

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí