No es que la chequera haya dejado de ser flexible, pero las restricciones impuestas por las Ligas Mayores, a fin de alcanzar lo que ellos llaman balance competitivo, ha hecho que los Yanquis redefinan su modelo de contrataciones y progresen desde su interior.
Para una organización comprometida con el éxito y con muchos años matizados por la grandeza, ganar la Serie Mundial es su búsqueda constante, pero no siempre se logra y todo indica que sus seguidores deberán ser pacientes.
Aunque sin dejar de ver hacia los playoffs, los Yanquis podrían ir hacia lo que expertos llaman una “temporada puente”, es decir, la que permitirá agrupar el talento necesario para luego salir a la búsqueda del gran objetivo, que podría ser más viable en el 2018.
Eso implica esperar la madurez de sus jóvenes y la posibilidad de obtener en el mercado agentes libres de calibre que puedan provocar un impacto enorme en el plantel. Esa sería la otra parte de lo planificado.
No se descarta que este equipo del 2017 tenga sus momentos, emita sus destellos y hasta sea generoso con su historia, pero solo en el terreno podrá descubrirse si tiene algún punto de contacto con los conjuntos fiables de otros años y si se trata de una tropa de largo aliento.
Gary Sánchez, receptor de espectaculares herramientas, es su gran figura. El año pasado le prendió fuego a la liga, pero falta ver cómo luce a través de toda la campaña. Y luego está Aaron Judge, patrullero de descomunal poder que aún afina su bateo de contacto.
Pero la mayor responsabilidad ofensiva estará en Greg Bird, un joven aún en etapa de construcción que será tercer bate, mientras Matt Holliday quema sus últimos cartuchos instalado como cuarto, con Starlin Castro y Brett Gardner desarrollando roles claves.
Es una modesta alineación que podría hacer ruido, aunque probablemente sería mejor con Didi Gregorius incorporado, mientras se está a la expectativa del aporte de Jacoby Ellsbury y Chase Headley, quienes han volado por debajo de lo previsto desde su llegada al Bronx.
Hay dudas sobre la rotación de abridores más allá de Masahiro Tanaka. Michael Pineda es una esperanza por su potencial, pero aún no registra una gran campaña. CC Sabathia sigue su transición de tirador de fuerza a mezclador de envíos, mientras se sigue con atención del progreso de Luis Severino y Bryan Mitchell, dos jóvenes entre el renovado cuerpo de abridores.
El bullpen es fuerte
Aunque la salida de Andrew Miller afectó al “monstruo de tres cabezas”, no lo desintegró totalmente. Aroldis Chapman y Dellin Betances son dos de los relevistas más confiables del beisbol y Tyler Clippard intenta demostrar que es tirador de élite, junto a Adam Warren, una pieza clave en el bullpen.
En conclusión, los Yanquis tienen un equipo que debe dar batalla en esta temporada, pero no es favorito ante la solidez que muestran ahí en el Este los Orioles, Azulejos y Boston, quienes tienen para ganar ahora. El futuro de los Yanquis es muy prometedor, pero no van a esperar que llegue con los brazos cruzados.
Renovación visible
En el 2015, cuando los Yanquis fueron por última vez a una postemporada y resultaron eliminados por los Astros en un partido de wild card, ellos usaron en ese juego a seis jugadores en sus veinte años y ocho en los treinta y hasta de 40 años.
Este domingo, cuando se inaugure la temporada, tendrán en su roster 17 jugadores en sus veinte años y ocho en sus 30, con ninguno de 30. El más veterano es Matt Holliday con 37 años.