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Cartas al Director, farsas electorales
Saúl Verde

Trump, regalo de la democracia

Donald Trump llegó a ser presidente de Estados Unidos y para todos es inexplicable, para todo el mundo es un lugar caótico repleto de prejuicios. Pero este lugar ha sido así desde el inicio. Si ahora es Trump, antes fue Clinton, Bush, Reagan o Carter. El fenómeno de Trump viene desde hace muchos años. No estamos tratando con un hombre, estamos tratando con una ideología que controla las masas.

Podríamos empezar por señalar al gobierno, a nuestros padres, a Dios y a cualquier autoridad; porque siempre que una autoridad exista vamos a tener a quien culpar. Esta es una idea errónea, pues los seres humanos deben ser responsables del mundo en el que viven.

Nosotros creamos los países, la política, la sociedad civil, la iglesia, los equipos de futbol, los negros y los blancos, los ricos y los pobres, los buenos y los malos. Nosotros creamos a Donald Trump. Hemos creado muchas cosas que hoy en día solo se han encargado de dividir a la humanidad y hacernos creer que todos somos diferentes; porque una sociedad dividida es más fácil de poseer.

Esta es una conducta natural: queremos poseer todo. Ves una rosa bonita en el jardín y la arrancas para poseerla, y la matas. El poder es una enfermedad que nos penetra desde que somos niños. Tus padres, tus profesores, tus tíos, los sacerdotes siempre te han dicho: “¡No hagas esto! ¡No hagas lo otro!” Siempre te han condicionado, te han establecido los límites que a ellos les impusieron en el pasado. Están traumados con las normas que para ellos son aceptables.

El niño obediente es aceptado, es elogiado por sus padres, sus profesores, por la sociedad. Pero el niño que juega es rechazado porque existe un peligro de rebelión y a nadie le gustan los niños rebeldes, porque sabemos que no los podremos controlar ni enviar a una guerra a matar o a morir. Con esto quiero decir que nadie nace odiando al otro. Ni el blanco al negro ni el latino al estadounidense ni Dios al Alá. La sociedad es la que ha formado ese pensamiento hermético en cada uno de nosotros.

Si no existe una gran cantidad de genios en el mundo no se debe a dónde nacen, sino a que pocas personas logran sobrevivir al condicionamiento de la sociedad. Es ridículo pensar que vendrá otro pistolero como Jesse James a matar a Trump para acabar con un modelo político y trascendental. ¿Acaso una bala va a acabar con el racismo? ¿Acaso un tiro perfecto en la sien va a reformar las políticas públicas? ¿Acaso la forma tradicional de exclusión humana es la respuesta? Todos mandamos a Trump a la Casa Blanca; es una decisión que pertenece a un consenso colectivo. Trump no es ningún error. Donald Trump es un regalo de la democracia. La solución no es matar a Trump. La solución está en las casas, en las familias, en la educación. No es acabar con un hombre, es acabar una conducta humana.

Podríamos empezar por dejar de imponer a los niños a quién amar o a quién odiar, lo que es correcto y lo que no. Un mundo indivisible ante los ojos. Un mundo sin religión, sin países ni política. Quizá ahora no lo entendemos, pero algún día aprenderás que libertad significa proteger a los niños de nosotros mismos.

El autor es director de Intervalo y estudiante de Relaciones Públicas y Comunicación Visual en la Universidad Americana.

Opinión Donald Trump Estados Unidos archivo

COMENTARIOS

  1. ramon aguilar
    Hace 7 años

    Porque Trump? te invito a empezar a poner orden en nuestra propia casa para después ponerlo en casa ajena,si es que es permitido, estas hacienda apología a quien?

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