Casi siempre el futbol castiga la dejadez, el exceso de confianza y el conformismo. Después que el Madrid se sentía único y dueño del mundo con el gol de Pepe (52’), el Atlético de Madrid parecía una sombra del equipo espartano acostumbrado a ser, con poco deleite en su estilo, pero eficaz en sus contragolpes.
Y cuando las cenizas rojiblanca estaban listas para ser arrojadas al mar, Griezmann (84’) clavó la flecha en el corazón del madridismo. Nada que hacer para Keylor Navas, quien vio cómo Gabi y Correa servían de puente para la estocada final de la obra e igualar el marcador. Silencio sepulcral.
Para uno el empate sabe a derrota y para el otro a un agónico triunfo. El Madrid pensó que por tener el dominio del balón, llegar claramente al área de Oblak y estar arriba en el marcador 1-0 ya todo estaba consumado.
Cambio repentino
La tarde blanca que sería en Chamartín se oscureció, por el hecho de saber que los tres puntos les pertenecía, si tan sólo no hubieran bajado el voltaje ante un Atlético que su único mérito fue sostenerse a pesar de estar confundidos. Es el momento y todavía se preguntan cómo lo consiguieron.
Un anuncio de un falso Atlético llegó al minuto dos con un cabezazo peligroso de Saúl y un centro fulgurante de Carrasco. El Madrid sin poder encontrar sus nudos poco a poco vio la luz del día hasta monopolizar la pelota. Luego arribó lo que el público blanco esperaba: un ataque desmedido.
Primero fue Cristiano (14’) que lanzó fuego desde su bota y Oblak aparecía, después Benzema (27’), quien en una jugada de pared con el portugués mandó el esférico con dirección a las redes, pero nuevamente Oblak decía que no. La sinfonía blanca sonaba entonada en el campo pero el gol no caía.
Posteriormente, Savic se lo negó a Cristiano (30’). ¿De dónde salió? Como un soldado desde un escondite en la trinchera cabeceó un disparo que había vencido al arquero. Así transcurrió el partido, que destacó también al costarricense en dos atajadas importantes, pero que todo se salió del guion de Zidane a partir de la salida por lesión de Pepe (66’) y el cambio de Toni Kroos.
Este Madrid fue de luces y sombras en el derbi. No obstante, se mantiene en la cima con 72 puntos, a tres sobre el Barcelona que resbaló 2-0 en La Rosaleda ante el Málaga.
Viejo conocido
Hasta hace un año Sandro pertenecía al Barcelona. Confesó que sentía ansías por medirse a su exequipo, y el muchacho canario hizo un partido implacable.
El viejo conocido hundió a los culés en el triunfo 2-0 del Málaga. El referente ofensivo recibió un pase de Juanki (32) de larga distancia, dejó en el camino a Mathiu y Ter Stegen quedó postrado en el césped sin poder evitar que el balón entrara.
Era la oportunidad de los azulgranas para alcanzar al Madrid en el liderato de la Liga, pero desperdiciaron el chance, a pesar que llegaron constantemente y si no abrieron primero el marcador se debió al camerunés Kameni.
En el tramo final el Barsa con 10 jugadores tras la expulsión de Neymar, Jony sentenció el encuentro.