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Cruz Rojistas listos a socorrer en Xiloá. Managua 13 de Abril del 2017 Foto LA PRENSA/Manuel Esquivel

Semana Santa sin vacaciones

De sol a sol, sin descanso y sin quejarse. Estas son personas que trabajan para que otros disfruten sus vacaciones en estos días santos.

En Semana Santa, cuando miles de personas abandonan las ciudades para trasladarse a las playas o al frescor de los pueblos, hay quienes siguen laborando a fin de que todo marche en orden. O bien, porque la Semana Mayor es una época de buenas ganancias. De sol a sol, sin descanso y sin quejarse. Estos son algunos casos de personas que trabajan para que otros disfruten sus vacaciones en estos días santos.

La vendedora

Desde el 5 de marzo, Katherine Soto vive en una acera de la calle principal del barrio Bello Horizonte. Ha pasado de sol a sombras: las 24 horas del día, en un toldo pequeño construido con plástico negro, junto a su familia en el puesto de piscinas inflables de esta calle de Managua.

Soto, de 22 años de edad, no tuvo vacaciones ni ha disfrutado del verano en las playas. Ella dice que lo hará después, cuando venda todas las piscinas que le quedan. “La venta ha estado buenísima y ya estamos por terminar todas las piscinas que nos quedan”, dice.

La familia Soto es originaria de Managua y tiene dos puestos de ventas de piscinas en la capital. Es por eso que no hicieron planes para ir a pasar la Semana Santa en el mar. “Ahorita estamos aprovechando a vender lo último que nos queda porque los precios de las piscinas subieron, ya que se agotaron”.

Soto tiene la esperanza de vender toda la existencia este fin de semana, y de esa forma poder irse a dormir a su casa. “Lo que me ayuda es que en este puesto trabaja mi mamá, mi tía y una hermana. Entonces nadie ha ido al mar, pero sí pensamos ir después”, afirma.

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Katherine Soto, vendedora de piscinas inflables. 

Las razones de Soto para no disfrutar la Semana Santa en el mar fueron económicas: la inversión hizo su familia asciende a más 120 mil córdobas. Sin embargo, hay otras personas que han decidido usar sus vacaciones de esta semana para ayudar a los demás, como es el caso de los socorristas voluntarios, que no cobran ni un córdoba por vigilar las playas donde disfrutan los veraneantes.

El socorrista

Francisco García tiene 22 años de no pasar una Semana Santa con su familia. Es jefe de los socorristas voluntarios de Managua.  “Nosotros dejamos a nuestras familias y hacemos ajustes, tiempos, porque sabemos que es una fecha importante para nuestro trabajo”.

 

Francisco García, socorrista.

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García tiene que hacer planes con anticipación para trabajar como socorrista en Semana Santa. Él se moviliza desde el Jueves Santo hasta el Domingo de Resurrección. El único pago que recibe es alimentación, hidratación, cremas contra el sol y avituallamiento.“Seguimos haciendo nuestra labor humanitaria para que la gente se sienta segura en las playas”, comenta.

La jornada de los socorristas voluntarios comienza a las 8:00 de la mañana y termina a las 5:00 de la tarde. “Esta es una faena dura, pero buena porque uno se siente satisfecho de hacer el trabajo para servir a la población”, sostiene García.

El bombero

El jefe de la delegación de bomberos de Ciudad Sandino, Miguel Munguía, tiene 33 años de trabajar para la delegación en Semana Santa. Munguía dice que es un orgullo servirle a la comunidad y que así como los bomberos, otras instituciones como la Policía Nacional y los hospitales no pueden cerrar en estas fechas.

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Miguel Munguía, bombero de Ciudad Sandino.
Miguel Munguía,. jefe de los Bomberos de Ciudad Sandino.

El capitán de bomberos Miguel Munguía trabaja desde el 9 de abril y culminará sus labores el 16 de abril. De domingo a domingo, todos los días desde las 8:00 de la mañana hasta las 6:00 de la tarde. “Hay que darle seguridad a los veraneantes porque se la merecen. El trabajador merece ir a recrearse”, dice.

Para Munguía siempre es difícil separarse de sus hijos durante esta semana porque lo llaman cuando ellos se van a otras playas.  Sin embargo, afirma,  “nos sentimos contentos y recompensados cuando ayudamos a alguien que se le está quemando la casa o el carro, que tiene una fuga de gas. O acá en el verano a alguien que necesita un RCP (Reanimación Cardiopulmonar). Nos sentimos contentos de que las personas que les ayudamos a las personas que nos necesitan”.

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