Aserrín, colorante y una gran imaginación usaron cientos de creyentes esta Semana Santa para elaborar decenas de alfombras pasionarias en las que se retrata la vida, milagros y sufrimiento de Jesús.
Pequeños grupos de personas se vislumbraban en la oscuridad a lo largo de la calle central de Boaco. Apenas eran las dos de la madrugada, pero los feligreses empezaban su tradicional labor de confeccionar las alfombras pasionarias para adornar el Viacrucis de la parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
Hace doce años empezó en la ciudad de dos pisos la elaboración de las alfombras, a manos del fervor religioso de aquellos que querían acompañar al Señor hacia el calvario, como un símbolo de fe y amor.
Así fue como nació la primera alfombra, confeccionada por Hermes Martínez y sus familiares, en la cual se plasmó una cruz. Desde entonces, esta familia se ha encargado de elaborar la última alfombra de todo el recorrido, la cual es colocada en la entrada a la iglesia.
“Mi hermano mayor estuvo en Guatemala y notó que allá se elaboraban estas alfombras para esta fecha. Él nos comentó la idea y nos mandó algunas fotos, luego nosotros tomamos la iniciativa en la parroquia de elaborar la primera alfombra, la que hacemos nosotros no es ninguna de las estaciones, es la última que está en la parroquia”, detalló.
El año siguiente la idea se extendió a las comunidades de la parroquia y nació la tradición del Viacrucis de las Alfombras en Boaco.
VARIAS ETAPAS
Aura Trujillo, madre de Hermes, comentó que la confección de las alfombras lleva varias etapas, entre ellas: buscar el diseño de la misma, recolectar el aserrín, pintarlo, armar los moldes con cartón y al final hacer la alfombra.
“El diseño de la alfombra es imaginación nuestra, pero no hacemos nada que no sea alusivo a la Semana Santa, esto es importante, la gente llega por fe y por admirar las alfombras y el trabajo que hacen los feligreses”, agregó Trujillo.
Vilma Ortega es una de las fundadoras de la tradición, quien comentó que el trabajo es dedicado al Señor con el objetivo de promover la fe en los creyentes. “Todo se hace por fe y luego la tradición”, agregó.
Bertina López y su familia se agregaron a esta labor hace ocho años. Desde entonces dedica la madrugada del Viernes Santo a elaborar su alfombra. “Empezamos a las dos de la mañana para tenerlas listas, cuesta bastante, pero trabajamos con amor. A la gente le gusta, algunas personas vienen solo para ver las alfombras, nosotros así trabajamos para el Señor hasta que él nos preste vida”, señaló.
Lucrecia Cornejo Mora es otra de las fundadoras de la tradición religiosa y para ella, la confección de las alfombras es una demostración de amor hacia el Señor.
“Nosotros las hacemos con amor y con fe, porque se le sirve al Señor, acompañando su pasión, es una forma de demostrar ese amor hacia él, así como él dio su vida por nosotros y nos ha demostrado su amor, es una tontera lo que nosotros damos a cambio ahí. Entonces es por amor, fe y tradición”, añadió.