Al terminar su entrenamiento de la tarde, el boxeador Cristofer Rosales se revisa los puños. Estuvo golpeando el saco y la piel que le cubren los nudillos está más rala de lo normal, como rompiéndose. “Esto es así, duro, pero el día de mañana quiero que me levanten las manos en Gales”, dice el muchacho con leve sonrisa, en las afueras del gimnasio Róger Deshón, en Managua.
A Rosales le tocó a la puerta la bendición de subir al ring el 26 de mayo en el Reino Unido frente al prospecto invicto Andrew Selby (8-0-0, con 5KO´s). Se trata de un combate eliminatorio para aspirar luego a la corona mundial de las 112 libras del CMB, y al referirse a la oportunidad, “Chocolate” deja ver esa sed de triunfo, como si desde hace tiempo la esperaba con ansias.
Lea también: Cristofer Rosales a pelea eliminatoria en el Reino Unido
“Estoy motivado porque se abrió esta puerta. Es algo que le pedí a Dios que me diera. Aunque tenga los puños chimados, no le voy a dejar de pegar con fuerza al saco, porque sé que todo mi esfuerzo tendrá su recompensa. Quiero irme al Reino Unido en las mejores condiciones de mi vida”, explica Rosales, y se pasa las manos por la cara para quitarse de encima el sudor que le heredó la tarde de entrenamiento.
Combinaciones largas
Este lunes Rosales trabajó atendiendo a la voz de su entrenador de cabecera Róger González, y también la de Wilmer Hernández, quien ahora está al frente de Román “Chocolatito” González.
“Lo que queremos es que Cristofer tire combinaciones más largas, que las desarrolle. Él tiene velocidad, tiene la fuerza, pero no la cantidad de golpes necesarios para abrumar. El trabajo de nosotros será acorralar a Selby, atacarlo desde el inicio, porque si bien es cierto no tiene mucha experiencia, es un boxeador difícil, que se acomoda de guardia zurda y derecha”, comentó Róger González.
Nota relacionada: Cristofer Rosales a las puertas de un título del mundo
En sus primeros días de preparación, Rosales ha sido exigido en el gimnasio. Se coloca encima un chaleco de plomo de unas sesenta libras, para ganar fuerza, y sobre este, otra especie de chaleco con pulseras en las manos y los pies, unidas con cuerdas de hule, que le imprimen rigidez a su cuerpo y un valor agregado de fuerza en los desplazamientos.