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León Núñez

Daniel y el sentido del humor

Con las pocas excepciones, la religión y la política, a lo largo de la historia, nunca han tenido sentido del humor. Siempre les incomodan las críticas, no solamente las que provienen de la sátira, sino también las que provienen del humor negro, que es corrosivo y ácido. También les disgustan las críticas aun más suaves, como las del humor gris, las del humor agudo.

Pero es importante señalar, como he escrito muchas veces, que una excelente materia prima del humor la encontramos no solo en el poder, en los poderosos, sino también en los serviles, en el comportamiento de los que no son y que a cualquier costo quieren ser; de los que son de mentira y quieren hacer creer que son de verdad, es decir, de los que aparentan que son y realmente no son. Pero debemos precisar que si bien al poderoso  generalmente no le gusta que se rían de él, sí le gusta reírse de aquellos “artistas” que hacen bien su papel. Desde este punto de vista, el poderoso tiene también su sentido del humor.

Yo conocí personalmente a Daniel después del año 1990 —no puedo precisar la fecha—  cuando me firmó una escritura pública que yo autoricé como notario público. Estuvimos conversando un rato y a la salida tuve la percepción de que Daniel no tenía sentido del humor. Muchos años después, siendo presidente de Nicaragua, nos saludamos en la vela del doctor Guillermo Argüello Poessy. Me dio la mano al igual que a todos los que estábamos en el velorio. Pero conmigo, mientras me sostenía la mano, más tiempo del necesario, me quedó viendo  con una leve sonrisa. En ese momento creí que quizás mi percepción de hace varios años estaba equivocada y empecé a sospechar que Daniel podría tener un gran sentido del humor.

Mis sospecha la he venido confirmando desde hace varios años. Es decir, ese sentido del humor lo fui descubriendo poco a poco. Se trata de uno que Daniel ha ido desarrollando a lo largo de su actuación como gobernante: desde 2007 hasta la fecha. Pero quiero aclarar que el sentido del humor de Daniel es discreto, debe reírse, por ejemplo, cuando ve en su casa en televisión la  “seriedad hilarante” con que hablan todos los que han sido vacunados contra la rabia. Naturalmente que Daniel no se ríe en público, pues la seriedad de un presidente le impide andarse riendo a carcajada limpia de todos los que han sido inmunizados.

Debo decir que yo disfruto, me río, cuando veo en televisión hablando a los vacunados. Todos me caen bien. Y lo confieso: son mis personajes televisivos de mi preferencia. Yo prefiero ver una entrevista de Carlos Canales que una entrevista de Trump. Entonces yo me pregunto: si me río yo, que no conozco los entresijos del poder, ¿cómo no se va a reír Daniel?  Yo pienso que Daniel debe reírse a mandíbula batiente de la infinita seriedad con que hablan los que fueron inmunizados, por ejemplo, con una diputación. Daniel debe disfrutar de los recursos teatrales que utilizan los diputados vacunados haciendo “oposición”. Indudablemente que son consumados artistas, de mayor impacto escénico, digamos que Marlon Brando en la película Un tranvía llamado Deseo.

Deseo manifestar algo importante para perfilar mejor el sentido del humor de Daniel. Mucha gente sabe que algunos artistas de fama mundial fueron descubiertos por directores de cine que tuvieron un “olfato” extraordinario. En Nicaragua Daniel, con mejor “olfato” que Federico Fellini, ha descubierto a personajes cuyas actuaciones cinematográficas arrasarían con los premios de los mejores festivales de cine del mundo. Solamente voy a poner un ejemplo. La aparición en escena del comandante Lucas, don José Luis Ruiz González, es un descubrimiento genial de Daniel Ortega. Y no me extrañaría que haya sido el propio Daniel, para carcajearse más, el que le haya propuesto al comandante Lucas la formación del Partido Resistencia Liberal Somocista. Y tengo la impresión que Daniel, como excelente director, decidió su vestuario y su inconfundible sombrerito.

Es necesario tener y desarrollar el sentido del humor. Esto nos lleva a la tolerancia sin perder de vista que, como dice Miguel Mihura, “la crítica con humor es más seria que la más seria de las realidades políticas”.

El autor es abogado.

Opinión Daniel Ortega sentido del humor archivo
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