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Luisa Molina

Viene el circo, asignaciones a la vista

Una vez más, el régimen que se apoderó de Nicaragua, hace gala de la doble moral que le caracteriza.
Hacia el exterior, guarda absoluto y temeroso silencio con respecto a la situación explosiva y terminal que se vive en Venezuela, esconde su cacareado antimperialismo, sabe que está bajo la lupa, está quieto, sumergido, tiene que aparentar que se porta bien, que es democrático y que no representa ningún problema. Quiere ganar tiempo, espera que el vendaval pase para salir a la superficie.

A lo interno, por un lado reprime sádicamente a los campesinos, que luchan por la derogación de la ley 840, y controla militarmente los cuatro puntos cardinales del país, estableciendo una gran cárcel para el país, además continúa con la aplicación de la limpieza selectiva y sistemática en el campo, imponiendo la paz de los cementerios. Sabe sin embargo, que con respecto a la ley 840, está embarcado y no haya cómo salir de ese grave problema, se pone irascible, le molesta que constantemente le enrostren por la entrega del país, trata de ganar tiempo para que su socio el chino Wang Jing, no le reclame los supuestos “gastos incurridos en el proyecto del llamado Canal Interoceánico”.

Por otro lado a nivel político interno, después de analizar la situación internacional y nacional, de sopesar lo que más le convenía, todos los pros y los contras, incluyendo el llamado acuerdo de entendimiento con la OEA, que no le sirvió para evitar que el Congreso estadounidense, implementara la ley conocida como Nica Act. Sabiendo que este organismo no tendrá capacidad para observar y verificar los resultados del supuesto proceso electoral de noviembre del corriente año.

Se tomaron decisiones que se irán implementando de acuerdo con sus intereses. Ya tomó la decisión de ir exactamente bajo las mismas condiciones que el circo electoral del año pasado, no quiere arriesgarse, tiene que ir a lo seguro, es decir no está en juego ningún poder local “no se pondrá en juego ninguna Alcaldía”, solamente se les asignarán algunas alcaldías de menor importancia, a los que le acompañen como comparsas en el circo electoral, ya decidió que sean los mismos que lo acompañaron como comparsas en el circo electoral del año pasado, ya están probados y son dóciles, y se desviven por hacer méritos y resultar útiles ante sus amos.

Como resultado de estas decisiones, los llamados “partidos con representación parlamentaria” que nuestra población los conoce como “zancudos”, muy  obedientes y diligentemente prestaron sus nombres una vez más, para impugnar la entrega de la personalidad jurídica, al movimiento político que aparentemente tenía un acuerdo con el régimen, y que muy presuroso se dispuso a jugar bajo las reglas del régimen. Ya dice el dicho popular: “Mal paga el diablo a quien bien le sirve”. Los dejó colgados de la brocha.

Por su parte la ciudadanía, el pueblo desde su prospectiva que pueden ser varias, mantenerse en el pragmatismos resignado, rogando por un milagro que lo saque de la postración, del olvido, de la falta de oportunidades. Y esperar hasta que le llegue una bendición.

Seguir creyendo en las propagandas de la familia gobernante a diario, a través de las letanías que recita la señora Ortega. Seguir pegado a los programas migas, seguir resignado esperando la voluntad de un gobierno que no tiene conciencia social y menos conciencia de una clase empobrecida durante toda su historia.

Asumir una vez más un papel activo de resistencia social y política e iniciar o continuar el camino en la búsqueda de la democracia, la libertad, la justicia social, el bien común que se ha venido truncando producto del abandono y violación de la gobernabilidad humanística.

El pueblo, este pueblo juntos a todos los vigores disperso, buscará su estrategia que dé salida de una vez y para siempre al país de todos, a la república democrática que restituya la institucionalidad, el respeto a los derechos humanos, que logre establecer mecanismos que permita hacer una reingeniería al país tratando de juntar los pedazos que aún nos quedan y que podemos juntar y aprender a ser nicaragüenses sujetos de derechos.

Nuevamente, hará sentir su voz, desde el silencio de la abstención, ya que se les presenta la  farsa electoral, tratando de darle atol con el dedo, pero que tiene como único fin, garantizar la continuidad del régimen dinástico.
La autora es socióloga.

Opinión
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