A pocas semanas de haber nacido, Kevin empezó a presentar problemas de salud y a los seis meses murió en brazos de su madre, quien regresaba a Esperanza Río Wawa luego de caminar por tres horas con su bebé hasta Francia Sirpi, en busca de atención médica.
“Los médicos y enfermeras no nos dijeron qué enfermedad tenía mi nieto, solo le recetaban vitaminas para el apetito, algunos antibióticos con lo cual el niño mejoraba un poco pero a los meses su estado de salud empeoraba y a nosotros se nos dificultaba llevarlo a otros puestos de salud”, relató Dionila Pérez Flores, de 58 años, abuela de Kevin.
Su testimonio lo tomó una comisión del Centro por la Justicia y Derechos Humanos de la Costa Atlántica de Nicaragua (Cejudhcan), que hizo un recorrido por ocho comunidades indígenas de Wangki Twi Tasba Raya, en Waspam, Caribe Norte, zona que es parte de los territorios en conflictos por la invasión de colonos.
Crisis alimentaria, de salud y de seguridad es lo que reporta Cejudhcan luego de sus visitas. En Esperanza Río Wawa, por ejemplo, no hay comida, no hay puestos de salud, ni escuelas. La historia se repite en Francia Sirpi, Santa Clara, Wisconsin, San Jerónimo, Santa Fe, Esperanza Río Coco y Klisnak.
No hay trabajo y no pueden ir a sembrar ni cosechar en sus parcelas desde que los brotes de violencia y las amenazas de colonos han obligado a mujeres y niños a autoevacuarse en comunidades vecinas o a emigrar hacia Honduras.
Tampoco hay paz. “Desde hace dos años que nuestras vidas se han alterado con los ataques que nos realizan, los secuestros, los asesinatos y las constantes amenazas”, sigue el relato de Dionila Pérez, la abuela del bebé que falleció el 27 de marzo de este año.
Kevin sería el quinto niño que muere en el período reciente del conflicto. “Se han reportado al menos cuatro niñas y niños desplazados que han fallecido por desnutrición crónica en territorio hondureño”, reza un documento del Cejudhcan.
“Es un conflicto que está evidenciando y agudizando los problemas históricos de los pueblos indígenas en abandono y la actitud indolente del Gobierno. No son solo las muertes, los heridos y secuestrados, son los desplazamientos, las enfermedades y ahora la hambruna que los ataca”, expone Lottie Cunningham, directora del Cejudhcan.
Versión oficial
El 12 de diciembre el Gobierno de Nicaragua envió un diagnóstico de la situación a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), quien meses antes habría solicitado la versión oficial de las autoridades.
El documento niega haber recibido denuncias de ataques o invasión de colonos y responsabiliza a indígenas y organizaciones de derechos humanos de incitar a la violencia con los autosaneamientos.
Gobierno en desacato
En 2016 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) otorgó medidas cautelares para doce comunidades de pueblos indígenas, y a finales del año pasado la Corte Interamericana de Derechos Humanos solicitó al Gobierno de Nicaragua medidas provisionales para algunas de ellas, lo que implica la intervención, protección y solución de conflictos por territorios en la Costa Caribe. Pero según denuncias de organismos de derechos humanos y reportes como el de Cejudhcan, el Gobierno sigue en desacato y los territorios permanecen en total desamparo de las autoridades.
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