El clamor es recurrente: las personas piden agua, pero esta no se asoma ni varios metros debajo de la tierra. La temperatura subió 0.7 grados centígrados en el 2016 de acuerdo con el Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (Ineter), y según las proyecciones continuará en ascenso. En todos esos casos el cambio climático está de por medio.
Por lo tanto, en esta entrevista se aborda cómo la región centroamericana avanza en materia de adaptación climática, y qué desafíos enfrenta según Elena Pita, oficial de programa de adaptación en la unidad de cambio climático de la Organización de Naciones Unidas Medioambiente América Latina y el Caribe.
¿Cuál es el panorama actual, a nivel regional, para enfrentar el cambio climático?
Una de las cosas que me parece interesante resaltar, así como visión panorámica de la región, y que se ha avanzado mucho en estos últimos diez años es que todos los países han desarrollado marcos legales y también institucionales de adaptación al cambio climático. En todos los países hay estrategias, planes, leyes que reflejan esta preocupación, y en particular, la adaptación siempre ha sido una prioridad para los países latinoamericanos, no solo en Centroamérica.
También se ha avanzado mucho en el marco institucional y en todos los países hay algún tipo de ente coordinador, porque el cambio climático no es un tema únicamente ambiental, es transversal, afecta a todos los sectores, afecta a las decisiones nacionales, pero también a las decisiones que se toman a nivel local.
En Centroamérica, ¿cuáles son los retos que hemos superado?
Digamos que el cambio climático lo que hace es exacerbar las condiciones existentes. En la región se manifiesta en los cambios, en los patrones de precipitación, y particularmente, en un aumento en el número y en la intensidad de los fenómenos extremos. Muchos de los instrumentos de planificación y medidas de adaptación lo que requieren es hacer más de lo que ya se hacía (…). Lo que no había antes, a nivel de gobernanza, eran estas instancias de gobernanza del cambio climático (…) que puede estar auspiciada por el ministerio del ambiente y que trata de coordinar una respuesta a los impactos, y no solo se trata de responder a una coyuntura, sino de entender que el cambio climático ya se está produciendo y que por lo tanto debemos tenerlo en cuenta cuando planifiquemos las estrategias de desarrollo.
En la región centroamericana, ¿tenemos una estrategia por país?
En Centroamérica sí que hay una conciencia regional. Por ejemplo, el Corredor Seco centroamericano es una zona particularmente afectada por la sequía, y yo sí creo que hay una búsqueda de respuestas comunes. Cada país ha desarrollado a nivel nacional sus propias leyes, pero yo creo que sí hay una visión que muchos países están tratando de abordar los mismos problemas, y tienen mucho interés de intercambiar las experiencias y de aprender mucho.
¿Las estrategias han sido efectivas?
Hay dos problemas en esto. Es que no sabremos si lo que estamos haciendo nos ha servido para adaptarnos o no, hasta que no transcurra un cierto tiempo, eso por un lado. Por otro lado, la dificultad que plantea medir la adaptación, así como mitigación que tenemos la medida de toneladas de CO2 (Dióxido de Carbono) equivalente, que es un indicador claro (…) en adaptación, el tema es tan complejo (…). Tras el Acuerdo de París se reconoció la importancia de la adaptación, y eso ha sido una de las prioridades de negociación de los países latinoamericanos; en ese sentido fue un éxito.
Con este reconocimiento de la adaptación y del rol central que tiene para el desarrollo sostenible, pues, va unido a la necesidad de medirlo porque necesitamos saber si nos estamos adaptando o no (…).
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¿Entonces vamos por buen camino?
Siempre es difícil evaluar. Yo creo que podríamos decir que vas por buen camino porque sin duda, hay avances, pero también hay barreras, y las barreras son de varios tipos: se requiere integrar la adaptación al cambio climático en todos los sectores: no se puede hablar de agricultura sin tener en cuenta el clima (…); integrarlo también en el diseño de infraestructuras porque los caudales máximos con los fenómenos extremos que se esperaban antes ya no son los mismos que vamos a tener en el futuro; integrarlo en la gestión de los recursos hídricos, etcétera. Requiere tener esa lupa de adaptación del cambio climático. Y una vez que existen estas políticas nacionales, hay que bajarlas a nivel local…
¿Nicaragua se está adaptando?
Bueno, digamos que Nicaragua… la respuesta es que no tenemos indicadores que lo midan y que nos permitan responder rotundamente con un sí o no (…). Con un indicador que tenga un suficiente número de años, es decir, no tenemos suficiente perspectiva, tiene que pasar más tiempo.
Difícil medir la adaptación
Según Pita medir la adaptación es complejo debido a que no solo hay que medir una sola cosa.“Hay que seleccionar qué sectores se van a medir. La metodología y el marco de indicadores es muy complejo y también es difícil de armonizar porque no todos los países tienen problemas de adaptación similares”, dijo.
En unos países el problema es la sequía y en otros son las inundaciones, y a lo largo del año pueden variar, explicó.
Otro de los puntos claves es la financiación para la adaptación al cambio climático, y según Pita hay distintos tipos de fondo, y el que ha suscitado mayor interés por parte de los países, tomando como referencia la planificación de la adaptación, es el Fondo Verde para el Clima.
