En relación con el conflicto planteado entre Los Pipitos y la Fundación Teletón (Funte), que ha causado mucha consternación en la sociedad nicaragüense, publicamos ayer un artículo del señor Leonel Argüello Ramírez y hoy otro de la señora Ligia Elizondo. Se trata de puntos de vista de las dos partes que arrojan bastante luz sobre este conflicto.
Es sabido que desde que se constituyeron y luego pactaron un acuerdo de acción conjunta, Los Pipitos y Teletón formaron una iniciativa social muy respetada, por los fines perseguidos de favorecer desde la sociedad civil a los niños con capacidades disminuidas o diferentes.
Los Pipitos y Fundación Teletón han demostrado con su asociación y actividades, que a pesar de que Nicaragua es un país extremadamente polarizado hay en la sociedad nicaragüense muchas personas con sentimientos altruistas y mentalidad positiva, que son capaces de asociarse y actuar, tomados de la mano, con generosos fines de interés humanitario y beneficio social.
Eso es lo que ha motivado a muchos nicaragüenses de todos los estratos sociales, posibilidades económicas y afiliaciones políticas o credos religiosos distintos, para contribuir con toda buena voluntad en las recaudaciones de fondos para los pipitos que desde hace varios años se vienen haciendo por medio del Teletón. Y por eso mismo, quienes no forman parte de las entidades de Los Pipitos y Fundación Teletón lamentan que estas entidades estén envueltas en un conflicto y esperan que las diferencias se puedan resolver amistosamente, tomando en cuenta el interés superior de los pipitos.
El daño ya se ha hecho y probablemente tendrá efectos negativos para las campañas de recaudación de fondos después de que se haya superado el conflicto. Pero si en realidad no hay corrupción de por medio sino únicamente gastos excesivos y mala distribución de los beneficios de las recaudaciones, las partes pueden lograr un acuerdo satisfactorio que restablezca la acción común y la confianza de la sociedad en las campañas del Teletón.
Sin embargo, si se busca un buen acuerdo no parece una buena idea poner el conflicto en manos del Ministerio de Gobernación, o sea del régimen orteguista. Legalmente es función de dicho Ministerio “inscribir los estatutos de las personas jurídicas sin fines de lucro, administrar su registro y supervisar su funcionamiento”, pero por su naturaleza proclive al totalitarismo la intervención del régimen orteguista podría ser negativa.
En algunos medios que observan con preocupación el conflicto entre Los Pipitos y Fundación Teletón se comenta que dada la compulsión del régimen orteguista por centralizar todos los programas de interés público, no solo los estatales sino también los de la sociedad civil, se podría aprovechar del conflicto para tomar el control de los programas de Los Pipitos y desvirtuarlos.
La verdad es que todo lo que toca el orteguismo lo malea. Los programas de apoyo a los pipitos y el respaldo social que se logra por medio de las recaudaciones, se podrían ver gravemente perjudicados si llegaran a ser controlados por alguna rama gubernamental.
