Luego de un extenso ayuno de diez años sin llegar a los playoffs, los Astros avanzaron a la postemporada en el 2015 y eliminaron a los Yanquis en el juego de comodines, antes de tropezar contra los futuros campeones de la Serie Mundial, los Royals de Kansas City.
Sin embargo quedó en evidencia el avance del equipo ensamblado por Jeff Luhnow, un brillante ejecutivo del beisbol, con amplios conocimientos de la analítica del juego, que revivió el entusiasmo en la ciudad espacial y proyectó esperanzas para el año siguiente.
Pero en lugar de seguir creciendo, los Astros dieron un paso hacia atrás, o dos, porque pasaron de registrar 86-76 en el 2015, a 84-78 en el 2016 y eso significó quedar fuera del playoffs. Sin embargo el trabajo continuó y en este 2017 ya se ven los frutos.
Los Astros son este momento el equipo más ganador de las Grandes Ligas (28-12) y su desempeño global ha sido muy equilibrado. Su picheo es segundo en efectividad (3.53) en la liga y su bateo (.272) es también segundo. La estructura en general es sólida.
José Altuve es el bateador más caracterizado y junto a Carlos Correa, Carlos Beltrán, Brian McCann y George Springer, atemorizan a cualquier tirador, sin desestimar a Josh Reddick, Alex Bregman, Yulieski Gurriel y Marwin González. Es una gran alineación.
El picheo es liderado por Dallas Keuchel (7-0 y 1.84), quien volvió al ritmo del 2015, cuando ganó el Cy Young, más los evolucionados Lance McCullers Jr., Charlie Morton y Joe Musgrove, con Ken Giles al frente de un compacto cuerpo de relevistas.
Para colocar en perspectiva el trabajo de los Astros (28-12), hay que hacer notar que llevan un ritmo similar al de los Cachorros el año pasado (28-11) a estas alturas y ya ustedes saben cómo terminaron ellos la campaña.
Aún falta un gran trayecto en esta temporada, pero no hay duda que los Astros marchan a buen ritmo y tiene una estructura consistente como ver con ilusión hacia el futuro.