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Mario Ruiz Castillo

Desde el jardín

Un empresario millonario y político dijo hace poco que no se veía cuidando un jardín, refiriéndose a jubilarse y tener su pensión del Seguro Social; desafortunadas palabras y qué desprecio a miles de trabajadores que toda su vida laboraron y hoy tienen que ajustarse a las raquíticas pensiones del Seguro Social, es más, afirmó que le estaba ahorrando dinero al seguro al no jubilarse, que cinismo, todos sabemos que él no podría vivir en su estilo de vida con la pensión estatal a no ser que se refiera a las pensiones de la clase élite del país, que cobran de dos a cinco mil dólares mensuales y pagan diversas instituciones al Seguro Social.

El pensamiento de este político es coherente con muchos políticos, que afirman defender a la clase pobre, pero viven como ricos y no tienen ni idea cómo hacen para comer y vivir miles con bajos salarios y una canasta básica elevada, así como los altos precios del combustible, gas butano, electricidad, comunicaciones  y agua potable, pésimo transporte público y deficientes servicios del Estado.

El empresario aludido ve con desprecio dedicarse a la siembra de árboles y jardines, sin darse cuenta que si todos los adultos mayores sembraran  y cuidaran un árbol cada día, nuestro país sería un vergel en muy poco tiempo; pero él al igual  que todos los de su clase viven en otro país, uno al cual se le llena de parques llenos de cemento y hierro en vez de sembrar vida con árboles verdaderos que oxigenen el aire que respiramos, contribuyan al cambio climático y produzcan lluvia, madera y frutos para alimentación del ser humano. Por este tipo de políticos es que somos el segundo país más pobre de América Latina, uno de los países en la región que más ha deforestado y que se va desertificando cada día, una nación que ahora solo añora sus otrora caudalosos ríos, los que se han convertido en simples quebradas de invierno.

Nos hemos convertido en un país en donde se aplaude y se rinde pleitesía a las más absurdas  ideas y todas las actividades del Estado pareciera son un secreto, se habla de vivir bonito y nos hemos preguntado en dónde está nuestra educación según los estándares internacionales en calidad, ni qué decir del sistema de salud pública sabemos si cuentan con suficiente existencia de medicinas, equipo médico y personal especializado.

Hemos politizado hasta el combate del zancudo, y premiado y beneficiado a los zancudos políticos. Va desapareciendo la crítica la cual va siendo desplazada por la adulación, el culto a la personalidad, la prebenda y el clientelismo; pocos son ya los periodistas objetivos, abundan divulgadores y promotores de imagen.

La Asamblea Nacional con cantidades de asesores, sindicalistas que son diputados y personal de apoyo, aprueba leyes que tienen que reformarse aun antes de haber entrado en vigencia o meses después de haber sido aprobadas, da la impresión que todo se hace de prisa o se improvisa, esa es la imagen que damos, no el de una nación seria y responsable. Ya no se sabe si algunos miembros de las cámaras empresariales representan a su gremio a la entidad que les paga su jugoso salario.

No me avergüenzo señor empresario de plantar árboles y plantas, si me daría vergüenza de destruir la naturaleza y convertir este rico país en un país pobre en recursos naturales y sobre todo pobre en espíritu.

El autor es abogado.

Opinión INSS pensiones Seguro Social archivo
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