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Róger Mendieta, FSLN
LA PRENSA

Elección y autonomía municipal

El Memorándum de Entendimiento entre la Secretaría General de la OEA y el régimen de Daniel Ortega, suscrito  el 28 de febrero pasado, tiene dos componentes, uno político-electoral y el otro de “fortalecimiento institucional”.
El componente político-electoral se refiere a que la OEA observará o acompañará las elecciones municipales de noviembre próximo, además de que dará “apoyo técnico para el fortalecimiento en materia de registro, cedulación y depuración del padrón electoral”. Ese punto se limita al cómo de la elección, a sus  aspectos técnicos y   un mínimo de seguridad electoral que  la OEA asume la responsabilidad de garantizar,  para dar confianza a los  nicaragüenses  que en noviembre de 2016 repudiaron la farsa electoral con una abstención masiva estimada hasta  en 70 por ciento.

No se conoce hasta ahora lo que la OEA ha avanzado en ese  componente de las garantías electorales. Pero de lo que se puede estar seguros es  que  no serán  para que se pueda recuperar con las elecciones de noviembre  la autonomía municipal que ha sido  aniquilada por el régimen orteguista.
Teóricamente,    los  gobiernos municipales gozan de autonomía política, administrativa y financiera. Así lo dice   la Constitución Política de Nicaragua en su  artículo 177. El Gobierno central solo tiene con los municipios, obligaciones y responsabilidades, principalmente de asignaciones  presupuestarias para respaldar los proyectos de desarrollo local. Esto  sin perjuicio de que  entre el gobierno central y los gobiernos municipales debe de haber una  relación armoniosa y  de respeto mutuo.
Pero la norma de la autonomía municipal solo  está escrita en la Constitución,   el régimen de  Ortega no la respeta contando    con la complicidad  de los alcaldes y concejales del partido sandinista.  Ortega controla políticamente —y de hecho también  administrativamente—    127   de las 153 alcaldías de Nicaragua, mientras que   aquellas que aún  tienen  alcaldes demócratas, son   sometidas  a  chantajes políticos y presupuestarios para impedir que  cumplan los proyectos que ofrecieron a sus electores.
De hecho todos  los municipios con  alcaldías sandinistas son gobernados por una superestructura política partidista denominada  “consejo de gobiernos locales”, que no existe en la Constitución ni en la Ley de Municipios.  Más de 30 alcaldes y vicealcaldes elegidos en  2008 han sido destituidos de manera arbitraria  por el orteguismo.  En algunos casos se ha tratado de funcionarios municipales incompetentes y/o corruptos, pero su destitución y los reemplazos  no se hicieron legalmente,   de acuerdo con el procedimiento establecido en  la Ley de Municipios.

Cabe mencionar que además  de que la autonomía municipal es un principio constitucional de  Nicaragua, en  la Carta Iberoamericana de Autonomía Municipal   se manda a  respetarla porque  “se sitúa en la base democrática del poder, la descentralización y la participación ciudadana en la gestión de los asuntos públicos”.

Sin embargo  en Nicaragua la autonomía municipal ha quedado limitada a unos cuantos municipios que todavía son  gobernados  por alcaldes  demócratas,  sometidos al acoso implacable del poder central  orteguista.

Editorial

COMENTARIOS

  1. jose martin ortiz
    Hace 7 años

    Estas estas elecciones que vienen son un fraude más del orteguismo …..en mi opinión lo que va a suceder es que nadie va a ir a votar …..y espero que así sea …..las elecciones si no son como las del 90 que nadie vote……

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