La carrera de un boxeador que puede ir más allá de la media, suele llegar a un punto donde lo radical predomina: es todo o nada. Consciente de que se encuentra en esta situación, este viernes (2:30 p.m. hora de Nicaragua), Cristofer “Chocolate” Rosales subirá al cuadrilátero de la Motorpoint Arena, en el Reino Unido, para declararle una guerra al local Andrew Selby.
Es la segunda pelea de Rosales fuera de Nicaragua. Se encamina al combate número 26 de su carrera y el más importante. La experiencia está de su parte, ya que Selby apenas tiene ocho combates, pero está invicto y arrastra el peligroso antecedente de haber sido en sus años de boxeador amateur el mejor del continente europeo en las 112 libras en que está pactado el pleito.
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Con la promesa de que el ganador iría luego por una oportunidad titular, ninguno tratará de ceder terreno en su boxeo.
Rosales confiesa que en esta preparación cambió “el boxeo pausado” por el golpeo incesante, reveló que le presentará a Selby su “plan de destrucción”, mientras que este último posee la línea del boxeo olímpico, de trazos rápidos, de pararse en ambas guardias, en resumen golpear y salir.
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La estrategia que le conviene a Rosales es la de cortarle las salidas a Selby, pero sobre todo atacarlo sin descanso, para llevarlo al agobio. Pararse y trabajar a media distancia no le traería buenos réditos, sino que lo complicaría, ya que Selby muestra mayor movilidad sobre el cuadrilátero.