Todo indicaba que el siguiente destino en la carrera del excampeón del mundo, José “Quiebra Jícara” Alfaro, sería el retiro. Lo pensó. Lo vio como el camino viable después de ser noqueado en noviembre pasado, pero dio un paso atrás en su decisión, y estará de regreso en el ring el 15 de julio en Nagarote frente al panameño José Miranda.
Alfaro cree que es el momento de estar nuevamente en el lugar que le dio gloria. Aún recuerda que mientras viajaba a Filipinas para medirse a Jason Pagara, en su último combate, le avisaron de la muerte de su padre, un capítulo que no olvida pero que ha superado, y aunque su carrera parece estar llegando a su final, “Quiebra Jícara” insiste en alargarlo.
Un rival justo
El panameño Miranda es un rival justo para Alfaro. Con un registro de 13 triunfos y 16 derrotas, no debe representar ningún peligro para el boxeador nicaragüense cuyos puños están cubiertos por una delgada sábana de dinamita.
“Para un boxeador es muy difícil decir hasta aquí. No más. Alfaro es alguien que viene de perder en sus compromisos más recientes, pero que los campeones se desprendan del sentimiento de estar en un ring, oír el aplauso de la gente que lo apoya, es complicado, aunque exponga su vida una vez más”, justifica Álvarez.
Alfaro se ha reencontrado con el saco, la pera loca, la cuerda y los desplazamientos en el gimnasio Róger Deshón, en el barrio San Judas, en Managua, desde donde se niega a tirar la toalla.