El proyecto de seis obras de drenaje pluvial que la Alcaldía de Managua pretende desarrollar en el 2018 llamó la atención de miembros de la Asociación Nicaragüense de Ingenieros y Arquitectos (ANIA), debido a un detalle que diera el secretario general de la Alcaldía de Managua, Fidel Moreno: una de las dos micropresas dirigiría las corrientes a la laguna de Tiscapa.
“Creímos que lo que se haría era evitar que las aguas que arrastran gran cantidad de sedimento cayeran a la laguna de Tiscapa y en algún momento se pudiera rescatar, pero con esa idea la están condenando a muerte oficialmente, me parece que es un gran error, desde el punto de vista ambiental”, expone Edmundo Zúñiga, expresidente de ANIA.
Según la explicación que diera Moreno durante el anuncio de las seis obras financiadas por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que elabora un estudio de las mismas, la micropresa serviría como un regulador de los flujos que permitiría drenar hasta la laguna de Tiscapa el agua limpia que este proceso genere, pero eso solo cuando las lluvias y sus corrientes no excedan la norma histórica. Si las lluvias fueran torrenciales se dirigirían hacia el Xolotlán en un nuevo canal.
“Tiscapa necesita afluentes, porque muy probablemente con la cantidad de sedimentos que han caído sus afluentes subterráneos están obstruidos. (…)Dragar Tiscapa como otros sugieren es un tema complejo. Tampoco podés eliminar el agua en Tiscapa porque eso podría tener aún mayores consecuencias para la laguna, entonces lo que estamos planteando es un sistema de regulación de fluidos”, expuso Fidel Moreno el viernes, en una sesión del Concejo Municipal.
Pero, insiste Zúñiga, ¿cómo y quién regulará eso? “No se habló de las velocidades del caudal y eso es muy importante”, puntualiza Zúñiga. “Si las velocidades son mayores a dos metros por segundo, el caudal arrastra grandes cantidades de sedimentos. Solo si es menor a esa velocidad y fuerza es factible, razonable, controlar el sedimento que arrastra la corriente”.
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Estudios
Jaime Matus, miembro de ANIA, considera que haría falta un estudio exhaustivo para determinar si se trata de un diseño responsable realmente beneficioso para la laguna y que no solo se trate de una alternativa de drenaje que pueda provocar impacto negativo al medioambiente.
“Es una zona problemática no solo por el terreno, también por las poblaciones y sus comportamientos. Las soluciones deben ser bien pensadas, ya que hay financiamiento, deben valorar los ejecutores correctos, hacer los estudios pertinentes”, aconseja Matus.
Tiscapa “ahogada”
En la década de los 80 las autoridades de turno determinaron que parte de las aguas pluviales de Managua se dirigieran a la laguna de Tiscapa y desde entonces ha recibido junto con ellas enormes cantidades de sedimento, basura y sustancias tóxicas, según denuncias de organizaciones ambientalistas como Centro Humboldt.
Aunque se desconoce el grado de contaminación de sus aguas, prueba de ello son los hallazgos de especies de flora y fauna propias de la laguna muertas.
El deterioro de la laguna ha sido tal que los ambientalistas han advertido que Tiscapa ya no es apta para recibir otro tipo de aguas; sin embargo el nuevo proyecto de la Alcaldía plantea seguir alimentándola de aguas pluviales.
