La celebrada novela Cien años soledad, del escritor colombiano Gabriel García Márquez, que este año cumple cincuenta años de su aparición, fue homenajeada y exaltada como un libro de la “realidad popular y la violencia de un mundo perdido”, por escritores que participaron en el V Encuentro de Narradores Centroamérica Cuenta.
Su primera edición surgió en 1967, recordó Sergio Ramírez, y contó con una edición de 10 mil ejemplares. Y leerlo le resultó “venenoso”, por su poder de encantamiento e influencia.
Los escritores hablaron de sus experiencias al leer este libro, solo comparado al Otoño del patriarca, vista como otra fábula sobre la soledad del poder. También lo relacionaron a Crónica de una muerte anunciada y El coronel no tiene quien le escriba.
Risas y desconcierto
Para la colombiana Piedad Bonnet, esta obra le provocó unas enormes risas, y a la vez un gran desconcierto por sus sorprendentes historias de muertos, violencias y relatos inesperados.
Bonnet, también recordó que precisamente este año que celebran la aparición de esta novela, llevan 50 años de lucha por el proceso de paz en su país.
Por su lado el escritor Edgardo Rodríguez Juliá, de Puerto Rico, al leer esta obra le recordó mucho su pueblo, por lo que no se sintió atraído por lo “mágico de esta literatura”, sino que a su criterio es muy realista de lo popular.
“El verdadero árbol de la vida es el lenguaje”
Haciendo un paréntesis, el chileno Carlos Franz comentó que le han asombrado de Managua, ver los “árboles de la vida de metales y electrificados”, país donde hay hermosísimos árboles naturales. A su criterio, el verdadero “árbol de la vida” es el lenguaje.
Pero al leer Cien años de soledad sintió su influencia cuando escribió su novela El desierto, y creó su propia ciudad imaginaria, Pampa hundida, y se dio cuenta que Macondo estaba muy presente.
Esta novela es universal y le hace recordar el poema Canto General, del poeta chileno Pablo Neruda, destacó Franz.