El complejo tema de los alimentos adquiere cada día mayor importancia; economía y sociedad, consumo, globalización, hambre y daño ambiental, aceleran una revolución alimentaria más respetuosa con el bienestar del hombre, de los animales y de la naturaleza.
Epizootias de encefalitis bovina espongiforme, fiebre aftosa e influenza aviar; graves infecciones de transmisión alimentaria en humanos, con resultados fatales, conmueven a la opinión pública internacional, modificando tendencias de consumo, se agregan nuevos requerimientos con la finalidad de producir alimentos más seguros para la salud pública. La inocuidad adquiere posición y altura, se establecen procedimientos de trazabilidad en animales y sus productos para seguridad de los consumidores.
Estas desafortunadas experiencias dieron nuevo empuje al desarrollo científico y tecnológico en materia de ingeniería genética y biotecnología. Uno de los retos planteados consiste en generar una innovadora categoría de alimentos socialmente coherente y ambientalmente aceptable. Ejemplo de ello; las investigaciones en curso, para producir alimentos sin animales: ¡Carne sin ganado! La ONG Future Food aspira a que la carne de cultivo sustituya a la ganadería industrializada y considera que sería un paso progresivo con respecto a la salud, el bienestar animal y la ecología, sin dolor animal, sin estiércol, sin epidemias.
La idea de cultivar carne no es tan reciente como pudiera parecer, en el año 1930, Sir Winston Churchill comentó lo siguiente: “Dentro de cincuenta años escaparemos al absurdo de comer un pollo entero, para comer la pechuga y las alas, cultivando estas partes separadas en un medio adecuado. El cultivo in vitro es el cultivo de células musculares (células madre), que previamente son extraídas de animales, montadas sobre estructuras comestibles que se cultivan en reactores biológicos especiales, bajo un sistema de perfusión que simula la fisiología del torrente circulatorio.
Desde finales de siglo XX la NASA comenzó a investigar formas superiores para la alimentación de los astronautas en las misiones espaciales de larga duración. En el año 2000, se produce la primera forma comestible; células de carpa dorada cultivadas in vitro simulando filetes de pescado. Científicos holandeses solicitaron en el año 2001 la patente mundial sobre el proceso para producir carne in vitro. El cultivo de carne en el laboratorio ha venido evolucionando desde entonces, los expertos consideran que va a resultar esencial que se combine la carne bovina de cultivo con otros tejidos animales como grasa, tejidos conjuntivos y sangre para completar su sabor y propiedades.
El debate, no obstante, es que sin duda será difícil convencer a la gente para que consuma esta carne “artificial”. El hecho de que los consumidores no acepten la carne de cultivo es casi más importante que los problemas tecnológicos en sí, habrá que considerar resistencia al consumo, por razones de temor, como ha ocurrido con los alimentos transgénicos. Los grupos pro derechos de los animales están a favor de la producción de carne cultivada porque al carecer de sistema nervioso no se produce dolor.
Según expertos, una única extracción de células madre de un animal podría producir 20,000 toneladas de carne bovina de cultivo o, dicho de otra forma, 175 millones de hamburguesas, opinan también que, ya que más del 50 por ciento de la producción actual de carne bovina se consume picada, en hamburguesas o platos preparados. La carne cultivada es también, según su criterio, más sana, ya que no hay riesgo de contagio por enterobacterias patógenas o por la enfermedad de las vacas locas, su consumo reduciría por tanto el riesgo de cáncer, enfermedades cardiovasculares y diabetes en los humanos.
Un artículo reciente, aparecido en el diario El País, de España, expresa que “la carne, lo más natural, lo más animal, se vuelva un artificio, es una idea muy contra natura, y muchos fruncen la nariz cuando lo evocan, pero es posible que en el futuro no muy lejano comience la saturación de información por los medios, la sorpresa de los consumidores ¡será posible? Pero como ocurre en nuestro mundo la gente terminará por acostumbrarse”.
Esta carne de laboratorio debe ser vista también como una esperanza para el combate mundial del hambre. “Es ahora, mientras todo está por verse, cuando los Estados y sus organismos internacionales tienen la ocasión de cambiar el modelo: de decidir que serán ellos los que desarrollen la nueva comida para que no sea propiedad de unos pocos sino patrimonio de todos; para que no le sirva a una corporación sino a la humanidad”.
El tema de la producción de alimentos en general es un desafío mundial, la población humana sigue creciendo según el pronóstico malthusiano. ¡Las predicciones deben preocuparnos!
La discusión global está planteada; ¿qué curso de acción debemos tomar para enfrentar el hambre del hombre?
El autor es Consultor Internacional.