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Dos colores, el azul y el blanco, como sinónimo de respaldo a la Selección Nacional anoche en Managua. Foto: Óscar Navarrete

Selección Nacional de Futbol sintió el apoyo de la fanaticada

Al final, Bolivia venció 1-0 al combinado nacional

La Selección Nacional de Futbol vivió una noche histórica al jugar contra Bolivia y aunque el marcador final fue negativo, la fanaticada y el positivismo continúan apoyando la novela futbolística de los dirigidos por Henry Duarte.

La concentración en las gradas no fue como el recuerdo que se tiene de aquel choque contra Jamaica, ni contra Haití recientemente, pero no deben ser discutidos los niveles de respuesta de la afición que asiste al estadio, que sufre, celebra y se goza de ver que cada día se tiene una mejor Selección.

No faltaron las banderas en honor a la patria, los cintillos en las cabezas, las camisas de color azul y blanco, los rostros pintados, los tambores, las trompetas y las ganas de gozarse por lo que ahora somos y por lo que antes no éramos.

Destellos de luces salían de las graderías en medio de la noche. Alrededor, la congregación de los creyentes del futbol festejaban cada intento y se lamentaban más de la cuenta por esas oportunidades claras que pudieron tener mejor final. Un final de gol.

Gustó

Sin el capitán Juan Barrera en el terreno, las variantes de Duarte llenaron las expectativas de los presentes, se trataba de apoyar lo que pasara y la gente así lo hizo. Una figura a veces tiene poder de arrastre, pero acá el protagonismo no es de uno, sino de todos.

Anoche el respaldo de la gente en las gradas sirvió para demostrar que en el terreno son once, pero que fuera de este son muchos más, no solo quienes copan el cemento, sino esos que se sientan en sus casas, frente al televisor, atesorados de buenos deseos, con la mentalidad de que los buenos partidos ya no son más una coincidencia, sino el regalo del trabajo duro.

Se perdió anoche, pero se ganó mucha fe para seguir creyendo que lo mejor está por venir.

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