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Iván de Jesús Pereira

¿Y los responsables del daño?

Disipado el  escándalo, que iniciaron algunos dirigentes de Los Pipitos con su conferencia de prensa, anunciando su separación de Fundación Teletón, al que hicieron eco articulistas superficiales así como personajes reales y anónimos en Facebook, me pregunto:  ¿qué ha quedado?

Afirmaron: que la Fundación Teletón se quedaba con el 40 por ciento del dinero colectado “para gastos internos”, ocultando que ese porcentaje incluía el costo del evento anual Teletón, su preparación a lo largo del año, (14 por ciento) y que la parte de salarios de la administración era del 17 por ciento. Quedando claro que los directivos de esa fundación, lejos de aprovecharse de ella, donan su tiempo y dinero para su éxito.

Afirmaron: que ante su decisión de separarse de Fundación Teletón, a Los Pipitos se les exigió abandonar en el plazo de diez días las instalaciones que ocupaban en los centros Teletón. El texto de la carta denunciada demostró que el requerimiento fue “proceder a hacer entrega ordenada y programada de las instalaciones para asegurar la continuidad de la atención de la niñez con discapacidad que se atiende en tales centros”.

Afirmaron:  que la Fundación negaba a Los Pipitos la propiedad de los Centros Teletón, invocando que el Convenio de Uso de Marca del 26 de abril del 2012 establecía que el destino de la colecta se destinaría a Los Pipitos. Ocultando que la Fundación adquirió los inmuebles entre el 2002 y el 2010, o sea, antes del citado convenio.

Pretendieron hacer de la Asociación Los Pipitos sinónimo único, exclusivo, de niñez con discapacidad. En cambio quedó claro  que la niñez con discapacidad supera a los 200,000 niños; que de esos, en 2016, en los centros Teletón solamente se atendieron unos 35,000 niños y que de esos, solamente alrededor del 20 por ciento era niñez cuya familia pertenecía a la Asociación Los Pipitos.

Pidieron cuentas por 17 años de existencia de la Fundación, insinuando existencia de malos manejos con esos fondos, en beneficio de los administradores o de los directivos, a pesar de que directivos de la Asociación Los Pipitos son parte de la directiva de la Fundación Teletón, han participado en cada decisión que se ha tomado en esa Fundación; han recibido año con año la rendición de cuentas respectivas, auditoriadas por la firma internacional de auditoría Price Waterhouse & Cooper. Por ello, en declaraciones posteriores de dos de sus dirigentes nacionales y promotoras del escándalo, afirmaron enfáticamente que no había duda del manejo transparente y honrado de los fondos por parte de la Fundación y que jamás habían querido insinuar siquiera que los honorables miembros de la directiva de la Fundación, se hubieran aprovechado de los fondos o hubieran mal dispuesto de ellos.

En fin, uno a uno los falsos señalamientos han quedado disipados. Pero muy tarde. Subsisten los terribles efectos de aquella criminal irresponsabilidad: la reputación de la Fundación ha quedado dañada en la mente de quienes escucharon la mentira, pero no la rectificación o la aclaración subsiguiente; por ende, puede haberse afectado la capacidad de tal Fundación para continuar recolectando dinero generosamente para esa causa tan noble que han sostenido por tantos años; y la reputación de los dirigentes de la Fundación ha sido afectada en la mente de quienes no les conocen ni conocen sus trayectorias, y que tampoco escucharon las rectificaciones o aclaraciones siguientes. Y el daño causado a la Asociación Los Pipitos, por esos  dirigentes que la han enemistado con su principal donante, puede ser irreparable, en perjuicio de esa niñez que pretenden servir.

Ante ese panorama tan devastador e innecesario, ante ese daño que nos han hecho a los nicaragüenses en una causa tan querida por todos y de verdadera unidad nacional, como era el evento Teletón, ¿quién de esos dirigentes de Los Pipitos se responsabiliza? ¿Quién de esos escritores, cuyos artículos contribuyeron a la calumnia o al menos, a diseminar las mentiras, se responsabiliza? ¿Y quién de esas personas, reales o cobardemente escondidas en el anonimato de su cuenta Facebook, será responsable de tanto daño a la capacidad de amar, que nos habían despertado a los nicaragüenses por esos niños; o del daño causado a la rehabilitación de esos niños. ¿Quién? Porque merecen castigo.

El autor es abogado.

Opinión Fundación Teletón Los Pipitos archivo

COMENTARIOS

  1. Miguel Angel
    Hace 7 años

    No incluyamos el trabajo, el señor abogado realizó con lo de la ley del canal, este señor Pereira, tacha de “superficiales” las otras opiniones, como dirían en mi pueblo, ya hablamos.

  2. Francisco Guerrero
    Hace 7 años

    Lamentablemente desde que inició a leer este artículo me encuentro con que el autor tacha de “articulistas superficiales” a otros distinguidos ciudadanos que como el autor, han hecho pública su opinión respecto a este tema de interés nacional. La arrogancia con que llama “articulistas superficiales” a estos otros ciudadanos me hace concluir rápidamente que de continuar leyendo su artículo no encontraré más que veneno y odio vertido hacia una organización que ha venido trabajando por los niños discapacitados por ya 30 años. Lo que hemos concluido los ciudadanos de a pie, el pueblo, es que la arrogancia y la prepotencia con que se ha manejado Funte no es más que una muestra del carácter de quienes la dirigen. Esta misma arrogancia y prepotencia arroja el autor al llamar “articulistas superficiales” a otros; ya sabemos de qué lado está el autor .

  3. Joaquin Valle
    Hace 7 años

    Un “honorable” de esta Fundación fue el que redactó la Ley 840 de Concesión del Gran Canal, entregando las reservas del Banco Central en garantía y a Nicaragua como prenda, violando la Constitución. Calumnia? mentira? Buena reputación?.

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