A un lado estará el Real Madrid, equipo que desborda, que juega hacia adelante sin descuidar la espalda, que es enérgico y contundente y que, aunque es veloz, sabe serenarse cuando es vital hacer una pausa para ensayar una nueva arremetida.
Al otro extremo estará la Juventus, equipo serio, que sabe apretar y que muerde si las circunstancias lo exigen, y que dispone a la vez, de un espectacular equilibrio entre su orden defensivo y la eficacia de su ataque.
Ambas tropas se han citado hoy (12:45 p.m.) en Cardiff, Gales, para mostrarse al mundo como el club más empinado de Europa, mientras paralizan al mundo, revestido de grandes expectativas por lo que deben hacer sobre el terreno.
¿Quién prevalecerá? No se sabe. Y esa es la grandeza del deporte, que a pesar de miles de predicciones, análisis de expertos y pronósticos de especialistas, nadie sabe con seguridad qué es lo que ocurrirá hoy, hasta que ocurra.
El Madrid, que avanzó a paso firme por las eliminatorias, que viene de coronarse en España y que, por la profundidad de su banca, parece llegar físicamente resplandeciente, es el favorito para los expertos, pero por un margen estrecho.
La Juventus no tuvo un camino distinto. Proyectó siempre una sensación de seguridad absoluta. Jamás se descompuso y al igual que el Madrid, viene de dominar en Italia, y llega a Cardiff con mucha más hambre que su adversario.
El Madrid ha sido un volcán en constante erupción. Sin importar su oponente. Fabricó un promedio de 3.3 goles por partido. Jamás deja de atacar. La Juventus fue un cerrojo. Sólo toleró tres tantos en 12 juegos y aprovechó cada situación puntual para anotar.
Pienso que ganará el Madrid, aún con la firmeza de la Juventus. No creo que semejante talento se venga a pique justo ahora, cuando puede enlazar, el hecho sin precedentes, de dos orejonas en línea.