Llamó la atención el emblema puesto al evento lingüístico multicultural: Centroamérica Cuenta, nosotros los otros. Indica que el istmo no es “un valor agregado”, sino que palpitante, coincidente con la ubicación geográfica en que está como médula del continente americano privilegiado por ser en sus capítulos anuales la tribuna de las letras.
Nicaragua ha vuelto a ser el punto cardinal de la cultura gracias a los aportes de las instituciones tanto locales como internacionales. Aquí el organizador más visible —quijote confeso— ha sido el doctor Sergio Ramírez Mercado.
El quinto encuentro (no hay quinto malo) reconoce que Centroamérica Cuenta ha expresado las formas más excelsas y heterogéneas del arte narrativo. Sede fértil de la congregación literaria y de otros actos constructivos de la praxis espiritual.
Celebro la participación activa —más allá de la frialdad sosegada de los testimonios— de la juventud y de la niñez luciendo iniciativas, invitada sin pasar el muro de las tarjetas, con voz para fortalecer los puntos que no estaban previamente establecidos, razón de ser —implícita— del lema: “Nosotros los otros”. Los niños han sido atraídos por el género del cuento expresado con los matices adecuados de los narradores especializados en hacer de la amenidad una fuente de la ilustración. Han estado presente en los conversatorios, en las presentaciones de libros, en los talleres de narración oral, superada la ingenuidad propia de la fase en desarrollo.
Centroamérica Cuenta, por lo observado personalmente, tiene la cátedra viva. “La cultura como único medio de hacer la patria”, nos dice Santiago Argüello y patria de la grande cuando se juntan nacionalidades en torno a la región.
Cuánto se puede aprender de la atención profesada a cada una de las conferencias dictadas por creadores de la arquitectura literaria en las ponencias que dejaron un saldo inolvidable en la percepción del oyente que abrió el portal auditivo para darle paso a la concentración mental, porque de eso depende la utilidad y la continuidad de estos encuentros internacionales, no solo por la riqueza temática, sino por las conquistas logradas por las nuevas generaciones incrustadas en la necesidad de descubrir nuevos conocimientos sin llegar a la jactancia de la erudición. Palmas para la escritora Sandra Cisneros haciendo de diosa de “la verdad desnuda” con sencillez cuando dice: “Intento compartir y darle ánimos a los jóvenes”. Leer y escribir es la combinación ideal para trazar las perspectivas del porvenir. De ese afecto complementario nacen los libros fundamentados por el contenido de la lectura, de la fidedigna deducción, del autoanálisis cuyo hábito promueve la acertada aplicación. Escribo lo anterior enterado de la idea de poner a los niños en la actitud del discernimiento. Se ha hecho un estreno innovador en el foro: “Contar a los niños” a través de los temas primordiales como la equidad de género, considerado como tabú por el puritanismo acostumbrado a cerrar los ojos en vez de abrirlos para iluminar a la enmienda. Docentes pequeños se vuelven maduros en el verdor de las salas.
Desafortunadamente escasean en el calendario los espectáculos del verbo y de la pluma. Compensan las horas provocadas por la rutina, sobre todo cuando esta recibe el golpe dual de la politiquería y de otras desgracias. A Granada le correspondió ser la capital de la poesía en el mundo. Ahora el honor fue para Managua. Dos acontecimientos memorables en la reciente historia.
El autor es periodista.