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OEA, Daniel Ortega, Venezuela, Nicaragua
Guillermo E. Miranda

Por Los Pipitos esto y más

En los últimos días he estado recibiendo llamadas telefónicas preguntándome si había leído un artículo de mi amigo Iván de Jesús Pereira, publicado el pasado viernes 2 de junio en estas mismas páginas de LA PRENSA.

A decir verdad, aunque nunca dejo de leer sus artículos, en esta ocasión el título: ¿Y los responsables del daño? no despertó mi interés por su lectura. No fue hasta después de varias llamadas de directivos de Los Pipitos y de una veintena de mensajes comentándome el mismo tema, que me di a la tarea de buscar y leer el artículo en mención.

No tuve que ir muy lejos en su lectura para darme cuenta que había sido escrito con el hígado y usando los jugos gástricos como tinta. De más está decir que la fraseología y construcción de la defensa de lo indefendible están muy lejos de la pluma a que nos tiene acostumbrados el doctor Pereira.

Dicho esto, deseo dejar meridianamente claro que me responsabilizo totalmente por mi escrito del 16 de mayo pasado que titulé Me quedo con Los Pipitos y es en defensa de esos niños y niñas que solo saben dar amor, que en esta ocasión vuelvo a salir en defensa de sus sacrificados padres y de todos los nicaragüenses que nos sentimos indignados porque a estas alturas se salga en nombre de una filantropía que no existe por parte de algunos directivos de Fundación Teletón (Funte) y que se apele a una honorabilidad que es más que cuestionable.

El doctor Pereira califica de mentirosos a los directivos de Los Pipitos porque afirmaron que les dieron diez días para abandonar los locales, cuando en realidad afirma don Iván de Jesús, la “honorable directiva de Funte” lo que les dijo fue y cito textualmente “proceder a hacer entrega ordenada y programada de las instalaciones para asegurar la continuidad de la atención de la niñez con discapacidad que se atiende en tales centros”.

Esa fue una orden perentoria salida de alguien que ya sabía que tenía todo a su favor para cuando ese día llegara.

En cuanto a si es 17 por ciento y no el 40, es irrelevante. Lo que vale es la disposición de la directiva de Los Pipitos de separarse y por justicia y por honor, debería entregárseles todos los bienes adquiridos a la sombra de esos niños que abrían nuestros corazones en los teletones y que los nicaragüenses jurábamos que lo recaudado era para los niños.

La pregunta del millón es: ¿Cuánto hubiese colectado la Fundación Teletón en estos diecisiete años, si las colectas hubieran sido “apoye a Funte para que Funte apoye a Los Pipitos”.

Creer que el presidente y vicepresidente de Funte se hayan aprovechado económicamente de las colectas sería un error pues ambos son exitosos en sus campos, pero que sí aprovecharon su relación con Los Pipitos para darse un baño de altruismo, de filantropía, de humanismo de conciencia social, no lo duden.

De donde yo vengo a eso le llaman quedar bien con sombrero ajeno.

En cuanto a mi amigo Iván de Jesús puedo asegurarle que Los Pipitos subsistirán y ahora con más éxito que nunca, pues hoy sabemos que lo recaudado será para ellos, en cuanto a los responsables del daño, ya el pueblo los conoce y los juzgó.

El autor es analista político.

Opinión Fundación Teletón Los Pipitos Nicaragua archivo
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