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Leopoldo Sánchez Amador

¿Fin del socialismo en Cuba?

Recientemente las autoridades cubanas expresaron con bombos y platillos que a partir del mes de mayo desplegarán una intensa promoción para atraer mayores contingentes de turistas, especialmente el “turismo de élite”, al igual que al turismo de altos ingresos. Ello a raíz que Cuba se prepara para inaugurar varios hoteles de lujo, comenzando con el Hotel Manzana que abrió sus puertas el 7 de junio.

A la fecha el total de turistas que llegan anualmente a Cuba asciende a cuatro millones, previendo que para el año 2021 lleguen seis millones.

Es lógico que solo el impulso del sector turismo resulta insuficiente para dinamizar la economía cubana. El gobierno solo ha permitido la privatización de los restaurantes, hostales y parte del transporte urbano y rural. Para que un país prospere debe ser capaz de producir riqueza, independientemente del sistema económico en que se desarrolle y en Cuba la riqueza que se genera es mínima. La tenencia de la propiedad y de los bienes de producción en poder del Estado ha sido un serio obstáculo para el desarrollo de las fuerzas productivas.

Cuba ha sido un país muy conservador en materia de modificar su estructura productiva. Cuando se derrumbó el Muro de Berlín, el único país que se mantuvo en la izquierda ortodoxa fue Cuba. Polonia, Hungría, Ucrania, Rumania experimentaron notables avances en su estructura económica, a diferencia de Cuba. Fidel y Raúl Castro, a manera de justificación expresaron que Cuba iba a ser el ejemplo de como una economía socialista proporcionaría bienestar a sus ciudadanos, sin embargo la historia los ha desmentido.

Al liberalizar la tenencia de la propiedad se desarrollará su raquítico mercado interno que dará lugar al surgimiento de la pequeña y mediana empresa, que a su vez se establecerían negocios de venta de bienes y servicios, propiciando un incremento en la productividad, aumento en la producción y consecuentemente aumento en los salarios.

Es una verdadera vergüenza que a estas alturas el salario mínimo sea de 10 dólares y el salario promedio de 30 dólares según el último informe de la Cepal. Si lo comparamos con China que no tiene cuarenta años de haber liberalizado la tenencia de la propiedad cuenta con un salario mínimo de 260 dólares.

El gobierno cubano no da visos de introducir cambios estructurales en su economía. A la llegada de Barack Obama a Cuba se esperaba el anuncio de ciertos cambios, aunque pequeños, como el libre mercado en la compraventa de autos y casas, así como permitir el establecimiento de pequeños negocios de abarrotes en las principales ciudades de la isla. Sin embargo, Raúl Castro en su discurso del pasado 27 de diciembre del 2016 pronunciado ante la Asamblea Nacional del Poder Popular expresó que “no vamos ni iremos al capitalismo, eso está totalmente descartado y así lo recoge nuestra Constitución”.

Tan lapidaria afirmación sitúa al gobierno de Cuba de espaldas a la historia, en un mundo globalizado, de grandes avances tecnológicos y científicos, donde casi todos sus países amigos cuentan con sectores de libre empresa, que han contribuido al mejoramiento de la calidad de vida de sus ciudadanos (China, Rusia, Vietnam, etc.).

No se puede condenar a un país a vivir en el pasado, en las carencias, cuando existen las posibilidades y se cuenta con países amigos, además de la Unión Europea, dispuestos a colaborar en el mejoramiento de su estructura económica.

Ojalá vengan tiempos mejores para su heroico pueblo y los podamos ver. Somos optimistas.

El autor es economista

Opinión Cuba Fidel Castro Turismo archivo
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