Discriminados por las autoridades nicaragüenses, tras ser impedidos de entrar al país, se sintió Carlos Luis Carranza, vicepresidente de la Fundación Dei Verbum, compuesto por 20 miembros que transmiten su mensaje a través del canto, basado en la fe católica.
También este fin de semana, después de estar retenidas por 23 horas en El Guasaule, tres monjas y otros 29 acompañantes finalmente pudieron ingresar al país sin que las autoridades migratorias nicaragüenes les hayan explicado el motivo de haberles impedido la entrada.
Los músicos y miembros de la fundación Dei Verbum originarios de El Salvador no lograron pasar la fronteras después de informar que participarían en actividades religiosas en Nicaragua, según Carranza.
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Norma Azucena Zeledón, tesorera de la ermita San Martin de Porres del barrio Oscar Turcios de la ciudad de Estelí, informó que con las ganancias de la actividad cancelarían una deuda con algunas ferreterías para la compra de material con el que están reconstruyendo el templo.
Les pedían documentos
Los 20 miembros de la Fundación junto a un sacerdote pasaron unas 30 horas esperando desde la mañana del viernes 9 de junio en el puesto fronterizo donde les pedían uno y otro documento, prometiéndoles solucionar la situación.
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“Sentimos que fue una especie de discriminación en razón de la fe que profesamos, cuando es un derecho humano… (hay mucha) ausencia de información porque no sabíamos que más hacer, nos pedían una carta de El Salvador, la entregamos. Nos dijeron que teníamos que presentar una carta de una persona responsable en Nicaragua, se presentó, ya después ni daban información”, refirió.
Carranza dijo estar consciente de que cada país tiene sus normas, pero la falta de información es lo que afecta sus derechos porque no hay nadie en las fronteras capaz de explicar el procedimiento.