Ante la crisis por insolvencia financiera que sufre el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), causada por el régimen orteguista, se han planteado desde la sociedad diversas propuestas de solución.
Si Daniel Ortega quisiera, podría aprovechar las diferentes propuestas que se han presentado públicamente, incluyendo las del Fondo Monetario Internacional (FMI), para resumirlas en un plan general de rescate del INSS que seguramente tendría el respaldo de un gran consenso nacional.
Eminentes economistas, sociólogos y expertos en seguridad social han analizado a fondo la crisis del INSS y presentado diversas propuestas de solución. También se han realizado foros sociales y políticos, con participación de afiliados al Seguro y pensionados, de los cuales han surgido buenas sugerencias que en términos generales coinciden con las de los expertos.
Pero prácticamente todas las propuestas para enfrentar la problemática del INSS y resolver la crisis, son técnicas y administrativas, se basan en la consideración de factores económicos, demográficos y sociales en general, obviando que la causa fundamental de la quiebra del Seguro Social es de naturaleza política y requiere, por tanto, de una solución o un conjunto de medidas igualmente políticas.
Decimos que el régimen orteguista es el causante de la crisis del INSS porque ha incrementado desmedidamente, por motivos políticos, el aparato burocrático de la institución; ha partidizado su funcionamiento y cobertura en función de su proyecto político particular; ha mal usado los fondos de la seguridad social en inversiones que cuando menos son sospechosas; ha acumulado una enorme deuda de más de 500 millones de dólares por el no pago de las cotizaciones estatales, etc. Y si todo eso y más ha hecho el orteguismo como política deliberada para socavar el INSS, mal pudiera este mismo régimen resolver la crisis que ha causado en el sistema de seguridad social.
Lo que se necesita en realidad para que la crisis del Seguro Social pueda ser resuelta de manera consistente y duradera, es un cambio de sistema y de gobierno, comenzando por su cabeza presidencial. Pero no es cualquier gobierno el que podría realizar la hazaña de resolver esta crisis. Tendría que ser uno genuinamente democrático y competente, como el de doña Violeta Barrios de Chamorro que reconstruyó el INNS después que la revolución sandinista lo dejó en escombros, sin un centavo en sus finanzas; o como el de don Enrique Bolaños, que en enero de 2007 le entregó el INSS a Daniel Ortega con un superávit de 1,186 millones de córdobas, pero ahora la Administración orteguista lo tiene en estado de coma con un déficit de más de 1,500 millones de córdobas. Aunque parezca mentira, el orteguismo se tragó en diez años casi 2,700 millones de córdobas del INSS, y se sigue tragando gran parte de lo que se recauda mediante las cotizaciones laborales y patronales.
No cabe ninguna duda, pues, de que la crisis del INSS es de origen político y por lo consiguiente solo se podría resolver políticamente, ante todo cambiando de gobierno.