Hace más de un año un grupo de profesores de Derecho Constitucional realizamos un análisis sobre el conocimiento de las leyes que tiene la población nicaragüense, especialmente en aquellas que atañen a nuestros derechos y deberes, y llegamos a la conclusión que una de las grandes debilidades es la poca importancia y la indiferencia hacia las mismas.
Decidimos comenzar por lo más importante: la Constitución y el Estado de Derecho, y fue así que con el apoyo de estudiantes, autoridades académicas, medios de comunicación y el respaldo de algunas organizaciones de sociedad civil impulsamos una campaña ciudadana de difundir, promover y apropiarnos de la importancia que tiene un verdadero Estado de Derecho como pilar fundamental del respeto a la Constitución, la defensa de la democracia, la exigencia del cumplimiento de las leyes, y la armonía entre todos mediante la tolerancia y la convivencia pacífica.
Una tarea ingente era despolitizar un poco el concepto de que Estado de Derecho es únicamente la relación bilateral entre el Gobierno y sus diferentes poderes y los ciudadanos, y lo cual vemos reflejado constantemente en casos vinculados al respeto a la Constitución, el debido proceso, Ley Electoral, derechos humanos, etc.
Gracias al apoyo de medios de comunicación importantes hemos observado como el concepto ha trascendido el ámbito político y ahora lo escuchamos y leemos como se han apropiado del mismo los usuarios del transporte, los dirigentes sindicales y comunales, los consumidores, los trabajadores, los estudiantes, en fin ciudadanos en general que exigen que el respeto al Estado de Derecho también radica en el cumplimento que nosotros mismos podemos hacerlo y de tal manera exigirlo.
El Estado de Derecho radica que todos vivamos y actuemos con valores, principios, y conocimiento que nos lleven a convivir con tolerancia y tranquilidad social, y esto solo se logra cuando nos apropiemos del conocimiento de nuestros derechos para exigirlos.
Exigir en lo social, económico, político, ambiental, religioso, académico, gremial, en fin en todos aquellos rubros y condición social en un país que no solo sufre una crisis de gobernanza, sino de una disminución de la autoestima, el derecho a la vida, la tolerancia, la convivencia pacífica, los valores y lo cual vemos reflejado desde el incremento de la violencia intrafamiliar hasta en la dramática cifra de accidentes, homicidios, suicidios, corrupción y otros fenómenos sociales.
Al evaluar el trabajo hemos observado avances sustanciales por el enfoque de los medios, desde las notas cotidianas, las políticas, los comentarios o las caricaturas donde la palabra Estado de Derecho está recobrando su verdadera dimensión.
Parte de este esfuerzo se ha extendido a diferentes municipios de la Costa Caribe, occidente, norte y Managua donde líderes de organizaciones han participado en eventos y discusiones para empoderarse del tema, así como también se ha contado con el apoyo de amigos periodistas y medios de comunicación de Managua, la RAAN, Estelí, y otros; que han dejado como resultado trascender el concepto tradicional del tema y llevarlo a los aspectos de la vida cotidiana.
En Nicaragua no es problema la falta de leyes, sino de conocerlas, difundirlas, promoverlas, apropiarse de ellas y exigir el cumplimiento no solo al Estado, sino a sus instituciones, empresas, organizaciones, y los mismos ciudadanos que a veces son parte del avasallamiento y la humillación a personas de su misma condición.
Promover los derechos constitucionales y el Estado de Derecho no es labor solo de académicos, sociedad civil o medios comprometidos. Es una responsabilidad compartida si en realidad queremos rescatar en su verdadera dimensión estos derechos y defenderlos con la ley y la razón que nos asiste.
El autor es docente de Derecho y ciencias Políticas.