El título jactancioso de este artículo es una simple paráfrasis del artículo que la presidenta de Ciudadanos por la Libertad (CxL) publicó en la edición de LA PRENSA del 16 de junio, bajo el título ridículo de: “Propuesta para recuperar la democracia”.
La democracia no se recupera con propuestas, sino mediante la lucha de masas. Para lo cual, se requiere una dirección combativa. Ni siquiera una empresa se dirige mediante propuestas. Ese sería el método para planificar una boda, amueblar una casa o para emprender un viaje al mar.
Todo aquello que exige competitividad, que encierra una disputa de intereses, una prevalencia por nichos de mercado, o un conflicto político o social, requiere un análisis estratégico, y una dirección capaz de reaccionar dinámicamente a la estrategia contraria, que es, también, dinámica a su vez, a fin de derrotarla. Un artículo pertinente a nuestra situación política, debió titularse: “Cómo derrotar a Ortega”. Y, en consecuencia, debió tener un contenido estratégico concreto.
La contradicción entre democracia y dictadura no es simplemente jurídica, sino de conflicto de intereses sociales, que se expresa mediante la sustracción de derechos humanos, políticos y ciudadanos a la inmensa mayoría de la población.
Ante una tiranía, decía Platón: “El tirano y los gobernados por él serán los más ignorantes de todos los seres humanos, por lo que no se les podrá denominar como ciudadanos sino como siervos”. El orteguismo no es solo una camarilla abusiva, es, también, un pueblo humillado por la degradación.
Es la sociedad la que debe participar directamente, por vías de hecho, para restablecer por la fuerza el orden jurídico que garantice que su voluntad sea la que prevalezca para determinar el rumbo de la nación. En ese combate, los partidos se definen por su disposición a encabezar la lucha de masas, no por hacer propuestas. La política se desarrolla mediante consignas a la población, tomadas del análisis de la realidad, no con propuestas.
Un partido que no se compromete a abolir la Ley 840, y a mandar a la cárcel a los corruptos, es una agrupación de candidatos que compiten por el color de su corbata, sin interés por la nación.
La señora Monterrey propone:
—Sencillamente: trabajar con todos los sectores para restaurar el orden institucional, sin destruir la paz social, usando la vía cívica, civilizada, porque es la menos costosa y la única segura, que nos ha sido negada.
Antes de restaurar nada, primero se debe destruir el régimen dictatorial. La paz social bajo esta dictadura no es civilizada, ni cívica, ni barata, ni segura, es un sometimiento indigno para hombres libres. La dictadura orteguista aniquila todo lo que la señora Monterrey quiere preservar, sin darse cuenta que nada de eso existe. En política no se trata de gustos, sino, de luchas necesarias. Lo más barato contra el cáncer es un masaje. Sin embargo, la naturaleza del conflicto la determina el agresor, como el tratamiento del cáncer lo define la malignidad del tumor.
La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de la Revolución francesa proclama:
Cuando el Gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrección es, para los ciudadanos, el más sagrado de los derechos y el más indispensable de los deberes.
¿Qué acciones propone Monterrey para CxL?:
—Existen mecanismos cívicos, ideales, los procesos electorales libres y observados, que nos pueden llevar a prosperar como nación en paz y democracia.
Si hay mecanismos cívicos, ideales, procesos electorales observados, prosperidad en paz y democracia, es que CxL hace referencia a otro país. ¿Qué argumenta Monterrey para ir a las elecciones?:
—Los nicaragüenses expresaron mediante una abstención sin precedentes su exigencia de elecciones libres, y reafirmarán con el voto su decisión de ser gobernados por autoridades legítimas.
La abstención electoral es promovida por Ortega, quien ha borrado premeditadamente las elecciones porque considera que su poder no debe ser cuestionado. Para CxL la solución a la dictadura consiste, simplemente, en ofrecer candidatos como autoridades legítimas. Bajo una dictadura ninguna autoridad es legítima. Para un partido combativo, la legitimidad ante una dictadura surge de la lucha de masas. Si participa en elecciones espurias, es para conquistar trincheras para avanzar la movilización al frente de las masas hasta derrotar al dictador.
El autor es ingeniero eléctrico