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Las lanchitas cobran diez pesos para cruzar la bocana de La Boquita y llegar hasta Masapa. LA PRENSA/M.GARCÍA

Pobladores de Masapa, Diriamba, están abandonados

No hay agua potable, ni centro de salud. Los zancudos abundan y para salir de la comunidad de Masapa a veces tienen que cruzar nadando la bocana de La Boquita.

Margina Selva, vive en la comunidad de Masapa, Diriamba. Está embarazada y ante la falta de un centro de salud en su zona y medios de transporte, tiene que caminar tres kilómetros y cruzarse a veces al nado la bocana del balneario La Boquita para no perder sus citas médicas. Cuando tiene suerte logra montarse en unas pequeñas pangas que le cobran 10 córdobas, pero estas casi nunca están.

Un bolso, un paragua y una bufanda que utiliza para espantar a los zancudos, es lo que muy frecuentemente carga. “El problema es en la bocana. A causa de la lluvia han habido corrientes y a veces tenemos que esperar a que el mar baje y poder pasar”, dijo Selva.

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En Masapa, no hay servicio de agua potable y sus pobladores se abastecen de dos pozos comunales, pero con el invierno y las mareas que han sido altas, el agua sale sucia y salada.

Los caminos son casi intransitables y los pantanos que se han generado han aumentado los zancudos y moscas, principalmente.

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“Los niños se han enfermado con diarrea, les ha dado fiebre, vómito y dolores musculares, se dice que anda un virus, pero no sabemos exactamente cuál sea. Aquí no ha venido gente del centro de salud a dar consulta, ni a nada”, expresó Margina.

Explicó que los alimentos y el agua que están consumiendo los acarrean del centro turístico, “esperamos que el mar baje para poder cruzar la carreta, porque a los bueyes el agua les llega casi hasta el pecho. A las 6:00 de la mañana y 4:00 de la tarde es que aprovechamos, ya después de esa hora es difícil el paso” dijo.

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En Masapa hay jóvenes que estudian en La Boquita y para poder llegar a clase, se movilizan en sus bicicletas que dejan en una propiedad privada y cuando no encuentran pangas, se cruzan al nado.

“Aquí hemos luchado para que nos pongan el agua potable, pero nadie nos escucha, hemos llevado cartas y han sido rechazadas. El Gobierno nos tiene en el olvido”,

Margina Selva, de la comunidad de Masapa, Diriamba

Difícil sacar enfermos

Don Diomedes de Jesús Díaz, líder de la comunidad, comentó que desde que empezó el invierno, están en esas condiciones. “El invierno ha sido cosechero, los ríos han recuperado su caudal, pero hay muchos zancudos, tenemos problema con el agua de tomar y de salud”, dijo.

En Masapa hay aproximadamente 20 viviendas y 90 habitantes incluyendo niños, jóvenes y adultos que dependen económicamente de la agricultura, pesca y en menor medida de la crianza de animales de corral. En la noche sacar a un enfermo de este lugar, donde no hay alumbrado público, es casi imposible.

“Estamos incomunicados por la pasada de la bocana, cuando se enferma una persona te encontrás con el río y mar lleno, los caminos están dañados, es un problema”, aseveró  Díaz.

El servicio de agua potable, asistencia médica y la instalación de un puente colgante, es lo que demandan estos pobladores.

En Masapa los caminos son intransitables. LA PRENSA/MYNOR GARCÍA

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