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Julio César Castillo Ortiz

Las familias deben volver a Dios

Recientemente estuvimos festejando el Día de las Madres y el Día de los Padres, donde los hijos se lucieron de una u otra manera en festejar a sus progenitores. No obstante, esto no aplaca la crisis que están atravesando muchos de los hogares nicaragüenses, donde han dejado de un lado la paz, el amor y la unidad, a cambio del egoísmo desmedido, la infidelidad, la falta de comunicación y hasta los vicios.

¿Qué sucede con nuestras familias?, ¿por qué estamos destruyendo el núcleo de la sociedad? Es impresionante la cantidad de muerte en jóvenes por causa del suicidio,  y cada día más es una tendencia padecer depresión, tensión o diferentes enfermedades causadas por la alteración del sistema nervioso. Los matrimonios jóvenes parecieran que son desechables, pocos logran llegar a los cinco años juntos; y los hijos parecieran tenerlo todo, pero carecen de lo más importante: de la atención de sus padres.

Al ver nuestra sociedad, tan compleja y disparatada, podríamos  llegar a diferentes conclusiones para dar explicaciones a tantos males que la carcomen día con día. Sin embargo, comparto rotundamente el parecer de Angela Merkel, canciller de Alemania, quien oficialmente aseguró que “Europa necesita volver a sus raíces y volver a conectar con Dios y la Biblia para sortear la crisis actual…”

Sabias declaraciones dio Merkel en una visita a la Universidad de Berna, Suiza. Por lo que ahora, traigamos a nuestro contexto sus palabras: Nicaragua, América, tiene que regresar a Dios. Sufrimos las consecuencias de nuestros propios actos, porque como sociedad hemos ido olvidando la reverencia y el temor a nuestro Padre. Por tanto, si nos ha ido tan mal con muchas familias y con la sociedad, no es porque nuestro Dios nos ha “castigado”, es porque le hemos abandonado, tal como le abandonó el hijo pródigo, que producto de su desobediencia, terminó deseando la comida de los cerdos.

Es tiempo que tomemos conciencia, y volvamos a Dios, que sea nuevamente en nuestra vida el primero y el último, nuestro Padre, nuestro Dios y nuestro Señor. Permitamos que gobierne en nuestro corazón y en nuestro hogar el Reino de los Cielos, el cual trae gozo, paz y justicia en el Espíritu Santo.

Si hemos sido una persona o una sociedad que en su conjunto le ha dado la espalda al Padre, igual que el hijo pródigo, para “disfrutar” de los falsos placeres del mundo, ahora es el tiempo de restituir nuestra vida y la de nuestra familia: matrimonios lastimados, hijos heridos, hogares abandonados, desórdenes sexuales y cualquier tipo de vicio. Porque el Padre Celestial nos está esperando para no solo perdonarnos, sino recibirnos con su amor infinito, abrazarnos y bendecirnos en abundancia.

La única explicación que se fundamenta en la verdad para encontrar la causa de la crisis en las familias, es que de una u otra manera le hemos dado la espalda a Dios, nos hemos olvidado de honrarle antes que todo. Esto es el origen de los antivalores, de la perdición, de la confusión entre lo que nos conviene y lo que nos perjudica, aquello que nos hace crecer o nos destruye, pues solo en el camino de Jesús, tenemos la luz verdadera que nos hace dar pasos firmes a una vida sólida bajo el abrigo de la verdad.

¿Anhela una vida bajo fundamentos firmes y sólidos? ¿Teme por el futuro de su familia? Busque a Jesús, solo Él tiene palabras de vida eterna que nos permitirán vivir bajo la sombra del Altísimo, bajo su misericordia, su amor y su poder. Hoy, como el apóstol Pablo, quiero decirte con toda certeza: “Cree en el Señor Jesús y serás salvo,  tú y toda tu casa”.

El autor es Presidente de la Asociación Cristiana Jesús está Vivo

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