Sin ahondar en las causas del descenso, el Ejecutivo anunció este lunes que en los últimos dos años más nicaragüenses han salido de la pobreza, luego que este flagelo retrocediera 4.7 puntos porcentuales hasta 2016 con respecto a 2014. Con ello, hasta el año pasado solo el 24.9 por ciento de los nicaragüenses vivían en la pobreza y el 6.9 por ciento vivía en lo que es calificado como extrema pobreza, según anunció el Gobierno.
Bajo la supervisión y financiamiento del Banco Central del Nicaragua (BCN) el Instituto de Información de Desarrollo (Inide) realizó el estudio que también concluyó que en dos años la brecha entre los ricos y pobres se acortó.
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El Gobierno llegó a esa conclusión tras conocer los resultados de la Encuesta de Medición de Nivel de Vida de 2016, la que fue aplicada en una muestra de 2,800 viviendas entre el 11 y 31 de octubre del año pasado. En la ficha técnica publicada por el BCN, no se especificó el margen de error de la encuesta.
El Gobierno trazó como línea divisoria entre los pobres y los no pobres a aquellos cuyo consumo diario per cápita es igual o menor a 50.86 córdobas, es decir, 18,310.99 córdobas anuales.
En el caso de los que viven en pobreza extrema el consumo per cápita diario lo situó en 12.50 córdobas, es decir, 11,258.93 córdobas anuales.
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Los resultados de la encuesta fueron presentados ayer en la sede del BCN ante el cuerpo diplomático acreditado en Nicaragua y dicha institución nuevamente excluyó del evento a los medios independientes.
No explicó los factores
A diferencia de la encuesta, que se presentó en 2015 y que fue asesorada por el Banco Mundial, el Gobierno en esta ocasión no explicó cuáles factores habrían incidido en la reducción de la pobreza en los últimos dos años.
La encuesta de 2015 atribuía la reducción de la pobreza a cambios demográficos, mayor llegada de remesas y en menor medida a los programas de asistencia del Gobierno.
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El informe Incidencia del Gasto público en la reducción de la pobreza y desigualdad en Nicaragua, publicado el mes pasado por la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), advirtió que la gran mayoría de los programas emblemáticos del Gobierno estaban mal focalizados, porque llegaban principalmente a los no pobres.
El análisis de Funides deja en evidencia que entre el 56.3 y el 97.6 por ciento de los beneficiarios de las intervenciones sociales son clasificados como no pobres, si se toma como referencia una línea de pobreza de 1.8 dólares al día por persona. Esto habría estado ocasionando que tanto la pobreza como la desigualdad no estaban siendo combatidos con efectividad.
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Sin embargo, según el Gobierno con los resultados de su encuesta 2016, en Nicaragua la brecha entre los ricos y pobres se redujo. “El Índice de Gini a nivel nacional muestra una reducción de la desigualdad entre los años 2014 y 2016, al pasar de 0.38 a 0.33”, precisa el nuevo reporte del Inide.
Según el Gobierno, las familias de los cuatro quintiles más bajos han aumentado su consumo. “El quintil de más bajo ingreso aumentó su consumo, al pasar de 11,472.49 córdobas a 12,246.06 córdobas en 2016, representando un crecimiento de 6.74 por ciento. No obstante, el consumo del quintil más alto de ingresos se redujo, al pasar de 76,532.62 córdobas a 66,348.40 córdobas en 2016, representando un decrecimiento de 4.08 por ciento”, explica el Inide.
Medición inaceptable
El economista Néstor Avendaño, aunque atribuye la baja de la pobreza a un aumento en el mercado laboral formal y al crecimiento económico, considera que es “inaceptable” que la pobreza en Nicaragua se continúe midiendo basada en el consumo.
“No solo se reduce la pobreza vía ingreso, sino vía gasto público; y el gasto público en reducción de pobreza es alrededor del 58 por ciento del gasto del Presupuesto General de la República, el gasto de inversión en Nicaragua ha subido. La maquila ha aliviado el empleo en las mujeres, especialmente”, afirma.
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No obstante, señala que la forma de medición de la pobreza establecida por el Banco Mundial que radica en el consumo y no en los ingresos, muchas veces no refleja la realidad de las familias nicaragüenses. Pero aclara que se tiene que medir bajo ese formato para poder ser comparable con los otros países de la región.
Condiciones de vidas distintas
“Para mí es inaceptable que midamos la pobreza por la vía del consumo, el nivel de pobreza se debe de medir por los ingresos, porque podemos consumir las 2,288 kilocalorías per cápita diario para dejar de ser pobre, pero esas kilocalorías pueden ser suministradas por donaciones, regalos, remesas, en fin, sin ningún ingreso generado por el pobre”, explicó Avendaño.
Y además señala que pese a que el Gobierno asegura que el 75 de la población no es pobre, realmente solo el 25 por ciento de los nicaragüenses, porcentaje que coincide con la población ocupada formal, tiene condiciones de vida distintas a las de los pobres.
Avendaño lo ejemplifica así: al dividir a la población en diez grupos según sus ingresos y consumo, del decil uno hasta el octavo, las condiciones de vida son bastantes restrictivas debido a que con sus ingresos ni siquiera pueden adquirir los 53 productos de la canasta básica.
Además recuerda que basados en las encuestas oficiales, el 75 por ciento de la población aún con todos sus ingresos y tasa de interés subsidiados no puede comprar una vivienda de interés social.
Cómo se reduce la pobreza
Avendaño dice que para reducir verdaderamente la pobreza el Producto Interno Bruto debe crecer más de seis por ciento. “Tenemos que resolver problemas estructurales, como la Educación, que a duras penas llegamos a la primaria, que es el nivel escolar promedio de los nicaragüenses, las tasas de intereses en los mercados financieros son excesivamente altas e impiden el uso de ese recurso para las micro, pequeñas y medianas empresas debido al alto costo del dinero, hay poca transferencia de tecnología para elevar la productividad y competitividad empresarial”.
