La forma discrecional en que el Ministerio de Salud (Minsa) maneja las estadísticas relacionadas con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) impide que se desarrolle una estrategia que contribuya a mejorar la calidad de vida de las personas que conviven con el virus, según explicó la investigadora en salud Ana María Pizarro.
Hace unos meses la única información oficial, hecha pública sobre la epidemia del VIH en Nicaragua, eran algunos datos que se filtraban en declaraciones de funcionarios del Minsa en medios oficialistas y luego de mucho tiempo fueron publicadas en el Mapa de Padecimiento de Salud que fue presentado el pasado primero de junio; sin embargo, solo se conoce el número de casos.
“Desafortunadamente desde el 2010 no había estadísticas separadas por edad y sexo de las nuevas personas viviendo con el virus del sida, la tuvimos en el 2015 y desapareció en 2016. Estas estadísticas no permiten conocer más que aspectos generales”, señaló Pizarro.
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Además, la investigadora cuestionó que los pocos estudios cualitativos que hay sobre el VIH los han realizado organismos de la sociedad civil y por ende estos están enfocados en sectores puntuales y no hay información de la población del país en general.
“No hay información cuantitativa ni cualitativa… datos nacionales que nos indiquen ¿cómo llegaron esas personas a adquirir el virus? ¿cómo viven? ¿qué tipo de medidas de protección de salud tienen? ¿cómo ha recibido la noticia esa persona? ¿qué salida tienen ellos a nivel educativo y del trabajo? ¿qué posibilidades tienen ellos de incorporarse normalmente a la sociedad?”, se preguntó Pizarro.
También agregó: “Si tuviéramos esa información ya clasificada podríamos incidir positivamente para que estas personas tengan una mejor calidad de vida. Tomando en cuenta que el sida es una enfermedad crónica quitaríamos la idea de que si tenés sida te vas a morir inmediatamente, ya no es así, es una enfermedad crónica en la medida que reciban el tratamiento.
Alcances del VIH en Nicaragua
Según el Mapa de Padecimientos de Salud del Minsa, a finales de 2016 murieron 236 personas con el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (Sida) y cuantifican 9,728 viviendo con el VIH.
Sin embargo, los médicos infectólogos recomiendan multiplicar por ocho la estadística oficial para conocer el impacto real de una infección, por lo que en Nicaragua puede que existan más de 77,000 personas con VIH sin que hayan sido diagnosticadas.
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Entre los grupos más vulnerables se encuentran las trabajadoras sexuales y los transgéneros.