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José Israel Núñez Henríquez

Cuestionando la verdad

Indiferencia, desinterés, trato apático, ridiculización si se consulta “más allá de lo necesario”, hostilidad si se discute algún procedimiento y/o diagnóstico ya que “la ignorancia es atrevida” y no se puede cuestionar a las “vacas sagradas”. Es notable la manifestación de sobrecarga laboral y premura por terminar la consulta antes de tiempo son escenarios en la relación médico-paciente que nadie desea encontrar en los hospitales, centros de salud y/o puestos de salud, pero son tangibles y cotidianos. No es un tema apócrifo, es complejo y diverso, controvertido y polémico, apasionado y apasionante.

Más allá de anclar el fenómeno en una “visión reduccionista” y se considere como resultado de una “mala formación” del médico es válido preguntar, ¿existe una seria distorsión en la ética de la práctica medica?, se dice que de acuerdo con las diversas especialidades en su específico campo de acción existen conflictos propios de su población (tipos de pacientes) y las patologías que se tratan, ¿sería posible señalar que los principios de bioética están, con las peculiaridades de cada contexto, amenazados y en conflicto?

En otras palabras, asegurar que este fenómeno no acontece resulta inaceptable, hoy día el consumo desmedido de salud y de las medicinas como una mercancía trae como consecuencia una difusa práctica médica o atención viciada que en consecuencia se está heredando a las generaciones inmediatas (médicos in fieri, internos, sociales I y II), los cuales mimetizan una falta de empatía, insensibilidad y una proyección omnímoda de la figura del sabelotodo que lo sitúa distante del vínculo ideal, ya que los “maestros con más experiencia” siempre enseñan que el modelo de salud es el correcto porque es el que funciona y la gente lo “debe de aceptar”, además no hay tiempo para atender ingredientes ritualistas y simbólicos ni mucho menos sentimentalismos subjetivos, pues la mayoría de los enfermos consigue mejorar en estricto sentido gracias a los adelantos de la ciencia, en mayor parte de los casos.

La figura del modelo médico estándar consiste en una construcción ideológica que parte desde las mismas prácticas médico-académicas en donde se les influye a revestirse de esa aura de galenos infalibles, indispensables e intocables a los que la misma población ya asimilada por la estructura burocrática termina idealizando y temiendo, se les alecciona con el perfil de un facultativo que solo muestre simpatía, so pena de nunca empatía al paciente, nos hacen creer con esto que la posición neutral del médico no significa que sea rotundamente insensible, sino más bien que su respuesta emotiva primaria es controlada y complicada pero, solo deja entrever una manifestación típica de mecanismos de defensa que consisten en “que los individuos  los utilizan para defenderse  de emociones o pensamientos que producirían ansiedad, sentimientos depresivos o una herida en la autoestima si llegasen a la conciencia”. En un contexto de creciente prestigio de la medicina y desprestigio de la profesión, la práctica a la defensiva y la reducción en los tiempos de atención, entre otras cosas, atentan contra la lógica del servicio y el auténtico espíritu del sistema de salud.

“En esta era de tecnología médica avanzada, de racionamiento, comercialización, y burocratización sanitaria, la sociedad espera que la medicina armonice el humanismo con la ciencia”. Luis R. Marcos

No deseamos una atención fría y hosca, en donde los galenos nos consideren como una imposición o carga de trabajo sin la “remuneración” ideal (mal retribuidos) absortos en un mundo tecnocrático que aborrecen, no deseamos ser tratados como un número estadístico hospitalario o un simple expediente más sin identidad.
El autor es Ingeniero Agrónomo.

Opinión análisis médicos consultas médicos archivo

COMENTARIOS

  1. Marvin Josue Gonzalez Hernande
    Hace 7 años

    en sintesis no le entendi el propósito o fin de este articulo

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