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fraudes electorales, elecciones municipales
Fernando Bárcenas

¿Apatía ciudadana?

Hay una tendencia espontánea, poco reflexiva, a ver subjetivamente la política. Se presume que el pueblo debe sublevarse en cualquier circunstancia contra un sistema injusto. Rebelarse de inmediato contra la sustracción de derechos o contra el deterioro de sus condiciones de existencia y de trabajo. Sin embargo, toda acción colectiva depende de las circunstancias concretas, y estas circunstancias no son obra de la voluntad individual.

Lo central es definir la naturaleza de la transformación que requiere la sociedad, el agente social de dicho cambio, y sus métodos, estrechamente vinculados a los fines. De modo que, aunque es justo sentir una urgencia por el cambio cuando la realidad política es extraordinariamente abusiva, el problema es que se llegue a creer que la propia conciencia basta para la acción de la sociedad.

La visión subjetiva, en lugar de trabajar en la interrelación entre las condiciones objetivas y subjetivas que producen cambios de conciencia en la colectividad, se orienta a una crítica pedante e inútil contra la población o, peor aún, a creer que por medio del diálogo voluntarioso se puede lograr un consenso en el que todos los intereses contrapuestos encuentren armonía. Como vemos, el subjetivismo siempre, de una manera u otra, resulta infantil.

Las crisis ocurren por condiciones objetivas que tensionan las contradicciones de los intereses sociales. Una relativa calma en una situación crítica ocurre porque el sistema represivo obtiene una victoria circunstancial, no por un diálogo mágico, o por una armonía discursiva, o por consenso, sino, porque prevalece una correlación de fuerzas adversa a los ciudadanos en esa coyuntura crítica. Un teórico de la revolución expresaba que para la rebelión de masas se requería algo de crisis…, pero, no mucha, porque la austeridad excesiva provoca degradación humana, y ello afecta la moral colectiva de combate.

Hay quien promueve, subjetivamente, una convivencia democrática por medio del diálogo civilizado (aún con la dictadura, e independientemente de las circunstancias), y quien sugiere una concertación para consensuar un plan humanista de nación (aunque tal concertación la organice el dictador…). Por su visión subjetiva, ambos no alcanzan a comprender que el curso de un diálogo no lo determina el humanismo o la civilización, sino, el balance de fuerzas, cuya correlación se decide por la capacidad de luchar en circunstancias concretas, no en una discusión amable. En realidad, la política es, precisamente, esa capacidad de luchar por sus propios intereses que cada sector social adquiere.

En un diálogo, lo que se consigue era ya una conquista inevitable en el campo de batalla. Quien hace concesiones está convencido que de otra manera le iría peor. Las conquistas se consiguen, o se recuperan, combatiendo. No hay otra alternativa. Nadie ha visto un tirano o un corrupto meterse a sí mismo en la cárcel por consenso civilizado o por concertación humanista.

¿Dónde están las masas?, pregunta con sorna la presidenta de CxL. Nosotros las convocamos frente al Consejo Supremo Electoral —dice— y no aparecieron.

Las masas están en su lucha diaria por sobrevivir. Ejercen el arte admirable de comer diariamente en la cuerda floja, como equilibristas del hambre. El secreto por el cual no se dejan convocar por CxL o el FAD es que sienten un profundo disgusto contra el sistema opresivo, económico y político, más que solo contra Ortega. Han adquirido un nivel de conciencia más avanzado, que les lleva a desear un sistema que les permita vivir dignamente, por lo cual desconfían de todos los agentes de la charada electoral y de sus programas de reivindicaciones exclusivamente formales.

Dado que la subjetividad no ve a las masas como protagonistas del cambio, critica la falta de unidad de los partidos opositores como si fuese el factor decisivo de la supuesta apatía ciudadana. Sin pensar que esa unidad carece de importancia aún para los partidos electoreros que saben que mal podrían prosperar, aunque se unieran, cuando la dictadura elimina la validez de las elecciones para definir cuotas de poder.

La lucha de masas tiene otros plazos, otra dinámica, otros objetivos, otra conciencia, distinta a la simple confianza en la OEA que caracteriza a los partidos electoreros, a unos en 2017, a otros en 2021. No se le puede llamar apatía a ese proceso en curso, por el cual, primero con escaramuzas y luego de golpe el pueblo trabajador adquiere conciencia que el agente del cambio es él mismo, bajo una dirección combativa salida de su seno.
“Si estás pasando por un mal momento, sigue adelante”. Winston Churchill.

El autor es ingeniero eléctrico.

Opinión Apatía CSE CxL derechos humanos Nicaragua archivo

COMENTARIOS

  1. Justo
    Hace 7 años

    Esta conducta de apatia del pueblo lleva a pensar dos cosas, una, que esta frizado de temor y mejor deja que sean otros que se arriesguen, y/o dos, que estan sumamente contentos y satisfechos con la dictadura de turno. Quiza por ello es que el flamante secretario de la OEA no se atreve a condenar mucho menos criticar a la dictadura. Mientras no se vean escenas como las que protagoniza el valiente pueblo venezolano, el gobierno del elegido por el cse seguira considerandose un gobierno democrata.

  2. Hace 7 años

    Don Bárcenas, lo expresa bestial: “Las masas están en su lucha diaria por sobrevivir. Ejercen el arte admirable de comer diariamente en la cuerda floja, como equilibristas del hambre.”

    Nunca antes conocí o conviví con alguien interesado-implicado en los cambios promovidos desde la lucha política (concebida ésta desde la iluminación de algunos intelectuales o ciudadanos de a pie con algún asomo de entendimiento teórico-práctico de la cosa pública); cuando el diario bregar del trabajo o la rutina de la vida, sea de subsistencia o en su mejor caso, el de las limitaciones del incierto grupo de la clase media (oxímoron en sí, pues los datos refieren a un grupo reducido de la población si se considera los quintiles o deciles de las estadísticas económicas nacionales), ponen de manifiesto el desinterés por la política de los que se afanan en llamar apáticos y con frecuente necedad los tildan de estúpidos.

    He escuchado muchas veces la victoriosa conclusión de que la abstención del voto es prueba suficiente y determinante del descontento del pueblo, así en todas sus letras y alcance masivo, y que en el sistema democrático polulante, esa abstención se debe a una clara oposición al gobierno. Mi impresión, es que noooo! yo mismo no veo mayor cosa en oponerse politicamente, a qué?, con quién?, cómo?, para qué? en cuáles condiciones? por cuánto tiempo? con cuales sacrificios? a que nivel de convicción?.

    Imagino que las circunstancias un día estarán dadas, y en ese contexto, en un rincón sin salida, sin otra más que hacer, estos que hoy nos llaman apáticos, estos críticos del malabar de la vida, fuera de los cafés y del confort de una vida acomodada, saldrán y quizás no yo, pero si los que no tienen mas remedio, entonces en esa crisis se dará el cambio, y vuelta a empezar. Allí está el miedo, lo tengo, ahora tengo familia, también tengo esperanza…

  3. Robertito José
    Hace 7 años

    Es que la tal supuesta apatía que dicen algunos por ahí, es una respuesta inmediata de las masas, a tal colocación errática. La simple aversión a la falacia, demagogia y subjetivad de los políticos. Las realidades y principios son completamente diferentes, los objetivos de unos, son integramente mezquinos, ajenos a un verdadero plan incluyente de nación, en contraposición a los de la mayoría de esa masa cuestionada, donde la primacía es la sobrevivencia. Entonces, cuál debe ser la prioridad? Si hasta hoy continua vigente en la cabeza e ideas de todos estos grupos el mismísimo esquema de gobernar, sin abordar el verdadero problema que causa estas desigualdades abismales. Lo que si tiene que suceder es una respuesta que se dará en el momento cierto, un contrapeso análogo como el del movimiento campesino, una contribución urbana que tiene que surgir de adentro hacia afuera, convergiendo para una lucha unida de todas las piezas claves de la sociedad. Con poder de convencimiento para integrar una sola bandera, contra el actual sistema mafioso gobernante y los postulantes a continuadores del caudillismo camuflado y maquillado de todos los colores partidarios.

  4. Alejandro Fernandez
    Hace 7 años

    Lo entendieron ? Esta mas claro que el agua. Los escritos de este Ingeniero seguramente le llegan con facilidad al Nica de a pie que es la inmensa mayoria de votantes. Por andar en las nubes es que la oposicion esta como esta.

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