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La Prensa

Innovar es indispensable para progresar

A principios de esta semana se realizó en Managua el Encuentro Internacional Innovamos, con el objetivo —según sus organizadores— de “compartir experiencias novedosas y exitosas de innovación ciudadana desarrolladas en Nicaragua y la región”.

“Innovamos” es una iniciativa de los Estados Unidos (EE. UU.) para promover el uso de las tecnologías y la apertura de datos, a fin de “escalar ideas y sumar acciones en busca de mejores soluciones a los problemas de las comunidades”, según expresó la embajadora estadounidense, señora Laura Dogu, al inaugurar el evento.

La embajadora Dogu mencionó como ejemplos de la innovación social, la campaña argentina contra el femicidio denominada “Ni una menos”, así como el movimiento chileno “Ciudadano Inteligente”, creado para fortalecer la democracia mediante el uso de las tecnologías modernas de la información. Según explicó la diplomática, este movimiento “promueve la transparencia, la rendición de cuentas y la participación cívica a través de sus sitios web como herramientas de cambio”.

Es muy importante que este tipo de movimientos que se generan gracias al proyecto Innovamos, sean impulsados en Nicaragua donde no existe la transparencia que garantiza la buena gobernabilidad y se impide el acceso a información básica que empodere a los ciudadanos y permita el control de las políticas públicas.

Pero la innovación va mucho más allá de eso. La innovación tiene que ver también y sobre todo con la voluntad y capacidad de generar invenciones que impulsen el desarrollo tecnológico y económico. Y en este orden hay que decir que todos los países de América Latina y el Caribe, no solo Nicaragua, figuran entre los menos innovadores del mundo.

Esta misma semana, el periodista argentino-estadounidense Andrés Oppenheimer ha dedicado su columna internacional a comentar el Índice Global de Innovación 2017, elaborado por la Facultad de Negocios de la Universidad de Cornell, la Escuela de Negocios Insead y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI). Este Índice contiene un ranking de 130 países de todo el mundo en el cual los de América Latina y el Caribe aparecen detrás de los de África, Europa del Este y el Sudeste Asiático, en cuanto a innovaciones para la producción de nuevos bienes y servicios.

Ningún país de América Latina figura entre los 25 más innovadores del mundo. El año pasado, todos los países latinoamericanos y caribeños juntos solicitaron apenas unas 1,400 patentes internacionales, cifra que es equivalente a menos del 10 por ciento de las 15,560 solicitadas por Corea del Sur.

Pero esto no es por falta de talento latinoamericano. Oppenheimer subraya que en América Latina hay mucha gente que se destaca en la literatura, las artes, el deporte, e incluso en la religión, como es el caso del papa Francisco. Pero falta vocación y capacidad de innovación.

En realidad la causa de este atraso radica en factores como las excesivas regulaciones gubernamentales, la falta de financiamiento a las investigaciones científicas y proyectos tecnológicos, la cultura del cortoplacismo y, sobre todo, la mala educación en todas sus fases, desde la preescolar hasta la universitaria. De esto Nicaragua puede ser un ejemplo destacado, por la distorsión y oscurantismo de la política educativa del régimen orteguista.

Editorial Andrés Oppenheimer innovación Laura Dogu archivo
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