Salir de un enredo y entrar a otro. Esto es lo que atraviesa el boxeador en ascenso Cristofer Rosales, quien viene de afrontar un combate eliminatorio en Inglaterra, y el 28 de julio en Managua, debe acuartelarse con el mexicano José Martín Tecuapetla, defendiendo el título Latinoamericano de las 112 libras del Consejo Mundial de Boxeo (CMB).
Los ingredientes en la mesa, como que Tecuapetla haya desafiado sin ningún respeto al japonés Akira Yaegashi, y que en su propio terreno le hubiera ganado en una de las tres tarjetas, poniendo en duda el reinado del nipón en las 108 libras por el cetro universal de la FIB, más una guerra brava con el filipino Milán Melindo, hacen suponer que Tecuapetla es más que una seria amenaza.
Rosales sana sus propias heridas internas luego de sentirse afectado por el fallo de los jueces ante el inglés Andrew Selby, en mayo, pero tal episodio debe engavetarlo, teniendo a la puerta un reto de tal tamaño, con un boxeador que castiga por igual al cuerpo que a la cara, oportunista, de buen alcance y decidido, que puso a bailar en la cuerda floja en más de una ocasión al duro Yaegashi.
Este pleito será el estelar de la velada que montará en conjunto la promotora Nicaboxing con WRAM Boxing, en el gimnasio Nicarao, que está llamado a convertirse en la meca del boxeo.
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Rosales tiene 23 batallas, 15 de ellas ganadas por nocaut y tres derrotas, pero Tecuapetla cuenta con la experiencia de una pelea titular, en menos pleitos (13-7-4, con 10 KO´s), lo que significa que ha madurado rápidamente como peleador.
Semiestelar
El choque semiestelar de la función estará a cargo de Wiston Campos (26-3-5, con 15 KO´s) y el dominicano Marcos Acevedo (10-1-0, con 2 KO´s), quien fuera campeón Fedecaribe de las 130 libras de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), pero esta vez las acciones están pactadas en 135.
Campos es uno de los mejores en este peso y en abril de este año noqueó en tres rounds a David Morales. Esa noche, previo a este compromiso, el chinandegano Keyvin Lara se medirá a Yader Cardoza, en 115 libras, y por el estilo directo de ambos, pinta para ser fragoroso.