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Liberal

Félix Maradiaga. LA PRENSA/CARLOS VALLE

Las transformaciones en la Revolución de José Santos Zelaya

Aunque las reformas liberales fueron positivas, en la práctica no se cumplieron.

La Revolución Liberal de Nicaragua, liderada por José Santos Zelaya en 1893, fue el inicio de transformaciones profundas en el Estado, de parte de la corriente del liberalismo, que lograron elevar el derecho a la igualdad entre los hombres, la libertad y la defensa de la dignidad, según el político liberal José Pallais Arana.

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Si bien el General José Santos Zelaya es recordado por la promoción de las reformas liberales que llevaron a la modernidad el Estado de Nicaragua, también se le critica porque no cumplió con las mismas.

La Biblioteca Enrique Bolaños explica que las reformas que se hizo Zelaya durante este período considerado revolucionario, “pretendieron modernizar y revolucionar el Estado de Nicaragua mediante los conceptos liberales plasmados en la Constitución «la Libérrima», que propiciaba con decisión la unión centroamericana y facultaba al ejecutivo a buscarla con tratados que crea necesarios.

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Estado de Derecho. El Gobierno sería republicano, democrático y representativo y el Estado garantizaría las libertades ciudadanas.

Justicia. No ser arrestado sin orden judicial y no prisión por deudas. Abolición de la pena de muerte.

Estado Laico. Libertad religiosa sin protección para ninguna religión, el establecimiento del estado laico.

Educación gratuita y obligatoria para la primaria.

Matrimonio religioso hasta después del civil, divorcio permitido.

Secularización de los cementerios.

Libertades. Libertad de prensa, respeto a la privacidad de la correspondencia, libertad económica, libertad de enseñanza.

Respeto a la propiedad y a la propiedad intelectual.

Sistema legislativo unicameral, obligatoriedad de votar, voto directo y secreto.

No reelección. Algunos de estos conceptos ya existían desde gobiernos anteriores. Esto fue, al menos, plasmado en el papel aunque en la práctica no todo se cumplió así.

El politólogo Félix Maradiaga valoró los claroscuros del general José Santos Zelaya este martes que se cumplieron 124 años de la revolución liberal que lideró en 1893.

Para Maradiaga, el general Zelaya “fue un líder que transformó Nicaragua e impulsó un periodo de avances muy importantes para la época”, pero también señaló que “fue un dictador”.

Maradiaga explicó que Zelaya surgió en la época en que “toda América Latina estaba bajo la seducción política de la idea del prócer militar que llevaría nuestros países al desarrollo”.

Las reformas impulsadas por Zelaya establecieron legalmente a un Gobierno republicano, democrático, representativo y garante de las libertades ciudadanas. Pero según Maradiaga, “los excesos dictatoriales de Zelaya fueron el principio del fin de su gobierno”.

“Zelaya fue el creador del mito de que sólo los liderazgos caudillistas generan crecimiento. También creó la idea seductora del dictador benevolente. No obstante, bajo su mandato (1893-1909) Zeleya estableció la reelección indefinida, envió a sus principales opositores al exilio e incluso organizó elecciones donde fue él fue el único candidato. En 1905 José Santos Zelaya, reformó la Constitución de 1893. En esa reforma se suprimieron los artículos que prohibían la reelección presidencial y se le otorgaron poderes totalitarios al presidente Zelaya, que deseaba ser candidato por quinta vez y seguir gobernando sin oposición. En el mes de Noviembre de ese año, Zelaya organizó unas elecciones donde él fue el único candidato, convirtiéndose nuevamente en presidente con una constitución hecha a su medida. Los excesos dictatoriales de Zelaya fueron el principio del fin de su gobierno, ya que pocos años más tarde—el 17 de diciembre de 1909—fue obligado a dimitir, y salió al exilio. La salida de Zelaya abrió un sangriento capítulo para Nicaragua.”, dijo Maradiaga.

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